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La economía y el comercio internacional en el 2005

El próximo año no será tan feliz como el presente, pues hay pocas dudas de que la economía y el comercio mundial crezcan menos


Miércoles 29 de Diciembre de 2004 | 12:00:00 AM 

Autor

Santiago Díaz Paz

Hay pocas dudas de que la economía y el comercio mundial exhibirán un crecimiento menor durante el próximo año. El 2004 ha sido un año muy positivo. La economía mundial creció al 4,2%, mientras que el comercio lo hizo al 10,3%, en este caso constituyendo el segundo mejor de la historia, después del 12,5% alcanzado en el 2000. Sin embargo, el 2005 no será un año igualmente feliz.

La economía probablemente crecerá al 3% y el comercio al 6,8%, lo que en conjunto proyecta un comportamiento aún satisfactorio.

Los grandes problemas económicos del 2004 han sido el elevado precio del petróleo y la inestabilidad monetaria, en este último caso derivada de los grandes desequilibrios que presenta la economía de Estados Unidos. El precio del petróleo ha descendido sustancialmente, en las últimas semanas; pero aún así promediará 39/40 USD/barril, en 2004. Es probable que en el 2005 baje algo y promedie alrededor de los 37 USD/barril, si la OPEP no decide darle nuevo impulso, debido a la devaluación del billete verde norteamericano.

Alan Greenspan, chairman de la Reserva Federal, y John Snow, secretario del Tesoro de Estados Unidos, se equivocan. La devaluación del dólar no va a resolver los grandes déficits que la economía norteamericana presenta.

¿Por qué?

En primer lugar, las grandes empresas trasnacionales estadounidenses han internacionalizado su producción, a un nivel tal que gran parte de las importaciones de ese país las hacen en subsidiarias instaladas en países que ofertan salarios más baratos y menores impuestos. Por otra parte, con la excepción de la producción agrícola, las subsidiarias europeas de trasnacionales estadounidenses exportan entre tres y cinco veces más productos, que aquellos que se exportan directamente desde territorio de Estados Unidos.

Asimismo, cuando el dólar desciende, las monedas de Europa y Asia se aprecian y ello provoca que esos países exporten menos. Por lo tanto, si exportan menos, tendrán menos dinero para importar más. Por supuesto, las tendencias históricas tampoco cambian por hechos coyunturales y es conocido que los países asiáticos y europeos tienen, en diferentes grados, una clara propensión al ahorro y no al consumo y esta propensión se hará aún más fuerte, cuando el elevado valor de sus monedas reduzca las exportaciones y, por extensión el empleo y la inversión.

Las evidencias ya existentes parecen demostrar que este proceso ha comenzado a manifestarse ya, a partir del tercer trimestre de 2004. En efecto, las economías de Japón y Alemania, segunda y tercera en importancia a nivel mundial, ya exhiben un menor ritmo de crecimiento, afectadas por el elevado precio del petróleo y la sustancial apreciación de sus respectivas monedas.

Por otra parte, China, Corea del Sur, India, Taiwán, Filipinas y Singapur presentan señales concretas de que su ritmo de incremento de las exportaciones se ha hecho más lento. Ello se ve confirmado por el comportamiento del llamado Baltic Dry Index, indicador que controla el tráfico marítimo de las cargas secas por 24 rutas de navegación. A principios de año, este Index exhibía un crecimiento de tres dígitos, pero en la actualidad ese crecimiento es más moderado y se ubica al 22% en el cuarto trimestre del presente año.

El crecimiento de la economía china se ha hecho ligeramente más lento, desde mediados del año en curso. El PIB se ubicó al 9,1% en el tercer trimestre de 2004, un 0,5% menor que el PIB del II trimestre. Esta caída se debió, en lo fundamental, a las medidas de ajuste aplicadas por las autoridades de ese país dirigidas a frenar el desbocado ritmo de crecimiento de la inversión bruta fija, desde 43% en el primer trimestre de este año, al 27,7% a fines del tercer trimestre. Por otra parte, las exportaciones continúan muy activas, la demanda de los consumidores se mantiene estable y la liquidez se ha reducido notablemente. Todo ello constituyen señales que proyectan un aterrizaje suave.

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