Jueves
28 de Marzo  2024 

Un TLC a la medida de Estados Unidos

Los doctores Luis Servén y William Maloney, de la Oficina del economista jefe para la región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial, defendieron las "ventajas futuras" del Tratado de Libre Comercio para América del Norte


Sábado 14 de Febrero de 2004 | 12:00:00 AM 

Autor

Marta Veloz

-Según su informe, con la aplicación del TLCAN, pese al crecimiento del comercio y en ciertos momentos de la inversión extranjera, no se logró disminuir los indicadores de pobreza en México.¿Para qué sirve entonces este tratado?

Maloney: “Bueno, ese indicador mejoraría a más largo plazo. Ha habido cierto crecimiento que no pudo hacerse sentir por los efectos de la crisis de 1995 en México. Ciertamente, la pobreza también ha crecido en algunos sectores de la población. La idea de las políticas es fundamentalmente mejorar la calidad de vida, pero dentro de cinco años, cuando se alejen más los rezagos de la crisis, eso debe cambiar.

-¿Entonces, dentro de cinco años habrá mejoras para la población mexicana?

Servén: Yo pienso que si no hubiese habido TLC los niveles de pobreza serían superiores después de la crisis de 1995. Pero, para que esa reducción de la pobreza tome cuerpo verdaderamente y sea significativa, deben hacerse muchas otras cosas en México, como en otros países de América Latina, que tienen que ver con el sistema educativo, con la protección a quienes pierden sus trabajos porque sus empresas cierran debido a la reestructuración de sus sectores como parte del proceso de libre comercio. Todo eso tiene que ser parte de la estrategia que se estructure alrededor del TLC, que como un ingrediente más, permita reducir la pobreza.

-Uno de ustedes dijo que para entrar en el TLC los países debían prepararse antes. Parece que México no estaba preparado. ¿Lo están otros países de América Latina?

Maloney: Para ser más preciso, lo más importante es considerar que el TLC no es suficiente en sí, hay que tener las otras cosas funcionando para sacarle partido.

-¿Eso sería tener una economía más cercana a la de Estados Unidos?

Maloney: “No, en la teoría hay más ganancias entre países que difieren, porque si se tienen estructuras de producción semejantes estarían compitiendo los mismos bienes y no hay casi ganancias.

-¿Ganancias para el menos desarrollado?

Servén: “Eso depende de cómo se negocie el Tratado para sus efectos. No quiere decir que el país más rico se vaya a beneficiar más. Al contrario, el país más pobre se puede aprovechar de las tecnologías y de los procesos productivos del socio más avanzado.

-Según datos ofrecidos por otros conferencistas, en México no ha sido así, más bien se han apropiado de las empresas nacionales.

Maloney: No ha sido así con algunas empresas, pero con otras sí, por ejemplo, aquellas que ya tenían tradición de inversión de tecnología.

-Servén, usted señaló cómo muestra de los beneficios del TLC el interés de Europa en la integración, pero la integración no es lo mismo que el TLC.

Servén: “Es que hay varias dimensiones en la integración”.

Al concluir este breve intercambio, Maloney se preguntaba por qué había suscitado tanto interés el tema del TLC entre los delegados presentes, que representaban a más de 50 países del continente americano.

Evidentemente no recordó que la nueva versión propuesta por su país del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA), llamada “light” o “suave”, plantea precisamente la modalidad de TLC bilaterales, esa que en diez años de aplicación tiene a México en el mismo lugar, sino peor, como argumentaron con datos y ejemplos contundentes muchos expositores.

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