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Casas rústicas, opción productiva para tiempos complejos

Es una variante a la que ha acudido la agricultura ante la imposibilidad de importar todos los recursos necesarios para renovar las casas existentes e incrementar la cifra


Miércoles 13 de Enero de 2021 | 01:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

Por toda la nación se extienden las casas de cultivo rústicas, una alternativa dirigida a incrementar los rendimientos y elevar la protección de hortalizas y posturas ante los vaivenes del clima, además de ahorrar recursos de importación en medio de las tensiones financieras.

Esa experiencia se puso en práctica por primera vez en el país en la década de los 90, en momentos de seria carencia de piezas como consecuencia de las restricciones que impone hasta la actualidad el bloqueo estadounidense. Fue retomada en 2019, como impulso del Ministerio de la Agricultura a la producción agrícola, que nuevamente en 2020 experimentó limitaciones de insumos e impactos de prolongadas lluvias, incluidas las ocasionadas por la tormenta tropical Eta, a inicios de noviembre.

De acuerdo con Miguel Rosales, director agrícola del Ministerio de la Agricultura, “se ha establecido para una primera etapa la construcción de 200 casas de cultivos rústicas, a partir de insumos locales, fundamentalmente con madera, con el objetivo de impulsar esta tecnología, la cual resulta más barata en comparación con las casas típicas”.

“Como alternativa se está utilizando madera. Entonces, entre los productores élite se han levantado este tipo de instalaciones, para que los agricultores cercanos vean la posibilidad de adoptar esta variante”, explicó.

Según Rosales, las casas rústicas tienen un costo de dos dólares por metro cuadrado, mientras que las tradicionales, de estructuras metálicas, pueden llegar a costar hasta 18 dólares por cada metros cuadrado.

Hacer camino al andar

Viñales es conocido por sus mogotes y sus paisajes. Ahora, a esas imágenes se suman las nuevas dos casas de cultivos, ya concluidas y sembradas con muy buena vitalidad. De acuerdo con Diosbel Fernández García, director de Cultivos Varios en ese territorio pinareño, además de tomates,  se pueden sembrar en estas pimiento y pepino.

En el enclave vueltabajero la aspiración es llegar hasta seis casas.  “Llevan un poco de recursos, madera, clavos, nailon, pero la madera la tenemos aquí mismo, se garantizan también un número de clavos y ya están hechas. Si se pone malo un horcón, lo buscamos en el monte y lo volvemos a reponer. Los productores están muy contentos”, declaró a la prensa local el directivo.

También ubicada en la provincia más occidental de Cuba, San Juan y Martínez ha sido siempre tierra de tradición tabacalera. Actualmente se suma a la producción de hortalizas, en particular, aquellas que muestran mejores rendimientos bajo techo y tendrán como destino el autoabastecimiento.

En casas similares a las empleadas en el tabaco bajo mallas, hoy las construidas recientemente se dedican a la producción de posturas y de hortalizas como tomate, pepino y pimiento, fundamentalmente.

A diferencia de las casas tradicionales, en estas las estructuras son totalmente de madera; los techos utilizan polietileno y, para los laterales, las mallas que comúnmente se emplean en el tabaco tapado, estas últimas producidas en la industria nacional.

Para mayor durabilidad se recomienda que las estructuras de madera sean colocadas sobre una base fundida, que evite que los troncos se pudran con la humedad.

Entre las ventajas de esta tecnología, indican especialistas, sobresale el hecho de que si una viga se echa a perder, puede sustituirse, como sucede en los tradicionales bohíos de los campos  cubanos.

De acuerdo con Rosales, para una segunda etapa, se hizo un levantamiento por las diferentes provincias para dar continuidad a la construcción de estas casas rústicas a partir de insumos locales.

“Es una tecnología muy buena,  porque ante la situación que tenemos con las inclemencias del tiempo nos permite producir posturas de forma controlada y posteriormente hortalizas, y vamos a seguir en la medida de las posibilidades con los insumos que vayamos teniendo”, destacó.

No es lo mismo, indica el directivo,  lograr las posturas bajo cielo abierto, que en las condiciones de una nave con la tecnología indicada: bajo techo, en bandejas y con un sustrato conformado por una mezcla de materia orgánica enriquecida con carboncillo, que propicia un elevado vigor de las posturas.

Según declaró a la prensa local Eduardo Jiménez, jefe del departamento agrícola en la Delegación Provincial de la Agricultura en Sancti Spíritus, “además de que se construye con recursos locales y se puede usar ese suelo todo el año, principalmente en meses en que la producción a campo abierto resulta limitada, las casas rústicas ofrecen otras ventajas”.

Entre estas, dijo, el incremento entre tres y cinco meses del rendimiento agrícola con respecto al cultivo a campo abierto, mejora la calidad del producto, se incrementa la racionalidad en el uso de los recursos y es menor la afectación de las plagas y enfermedades.

Obstáculos

De acuerdo con el Director agrícola, en la actualidad “la mayor dificultad en estas casas radica en el riego, que se soluciona a partir de las posibilidades locales de cada una de las provincias y los municipios, pero estamos enfrascados para ver si en las que construyamos posteriormente vamos tratando de introducirles sistema de riego”.

Con estas construcciones han sido beneficiados tanto productores asociados a Cooperativas de Créditos y Servicios, como áreas colectivas de cooperativas y granjas estatales. A lo largo del país se pronostica un incremento de esta alternativa para alcanzar en próximas etapas unas 800 casas de cultivo rústicas.

Actualmente existen alrededor de 110 hectáreas de módulos de cultivos protegidos, cuyo objetivo fundamental es producir hortalizas como tomate, pimiento, pepino, zanahoria y melón, entre otros y parte de esas cosechas tiene como destino las ventas al turismo, como una vía para sustituir las importaciones de los mencionados productos.

Recursos locales

Algunos hacen su propio camino. Por ejemplo, en la oriental provincia Granma, la Empresa Mecánica Bayamo (Emba) trabaja en la instalación y mejora de casas de cultivo rústicas.

Pablo Vázquez Ávila, ingeniero mecánico y coordinador del montaje de casas de cultivo en la Emba, explicó que, para mejorar la idea original, suplen los horcones de madera por tubos metálicos galvanizados para buscar durabilidad, apoyándose en recursos propios.

En La Habana, en la granja Boyeros, en el municipio homónimo, se llevó a cabo durante 2020 un proceso de recuperación. Para armar canteros deteriorados tuvieron que desechar 12. El espacio liberado pudieron dejarlo libre pero, en lugar de eso, se propusieron levantar cuatro casas de cultivo rústicas –de 60 metros de largo, a diferencia de las 72 existentes hoy en la capital, de 30-, lo que permitirá incrementar las producciones.

Así, con soluciones pensadas desde lo local, crece en Cuba este programa donde se protegen los sembradíos, se reduce el impacto de la radiación solar y se pueden producir hortalizas en un ambiente controlado de enero a diciembre, con elevados rendimientos.

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