Jueves
28 de Marzo  2024 

Producción porcina, tras la búsqueda de soluciones nacionales

Empleo de subproductos de la industria azucarera y la pesca, plantas proteicas, raíces y tubérculos, piensos líquidos, algunos niveles de maíz y sorgo que puedan producirse en Cuba, son algunas de las alternativas del momento para la porcicultura


Miércoles 30 de Septiembre de 2020 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

A la carne de cerdo -entre las preferidas por la población cubana-, le queda un largo camino para la recuperación. Según las autoridades, desde noviembre del año pasado ese alimento ha escaseado, lo que confirma la necesidad de producir localmente el citado alimento.

La carencia de insumos de importación para distribuir a los criadores con convenios de entrega a la industria, conllevó a atrasos considerables en el cumplimiento de los planes, según aseguró en meses pasados el ministro de la Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero.

Lo existente, reveló el titular a finales de junio, se puso en función de proteger la genética, tratando de preservar a las reproductoras. Además se adoptaron decisiones relacionadas con los convenios porcinos: si antes los productores recibían del Estado el 70 % de los alimentos para la ceba y debían cosechar el 30 restante, ahora se aspira a cambiar esa proporción de manera que la comida de los rebaños salga de la tierra y no de los barcos.

“Tenemos que revertir en los próximos años esta situación, sabemos que esto no se hace de hoy para mañana, lo que no debemos es perder tiempo”, dijo Rodríguez Rollero, quien reveló que de las 17 000 toneladas comprometidas mensualmente con el balance nacional, apenas se obtendrían unas 6 000. La situación demanda entonces asumir el llamado de volverse a la tierra.

Soluciones de aquí

Jorge Luis Piloto Montero, investigador del grupo de alimentación y manejo del Instituto de Investigaciones Porcinas (IIP), explicó acerca del estudio de la cadena productiva de la carne de cerdo en Cuba para diagnosticar los elementos que más afectan el desempeño de este rubro. “Uno de los factores y, tal vez el más importante, es que en Cuba no existía una base alimentaria nacional para la alimentación de los cerdos y hemos dependido durante muchos años de la alimentación convencional basada en maíz, soya y otras materias primas, netamente de importación”, destacó.

De acuerdo con Joaquín Díaz Marín, director general del IIP, a partir de todas las limitaciones con la importación de materias primas y de que el país no puede seguir dependiendo de los barcos,  “se nos dio la tarea de cambiar la proporción para los convenios porcinos. Cuando se hicieron los análisis, no se pudo llegar a un 70 %  garantizado por el productor y 30 % , por la empresa, porque hay un grupo de elementos, sobre todo proteínas, vitaminas y minerales que el productor no tiene disponibilidad y debe seguirlos garantizando la empresa y progresivamente trabajar por llegar a que este asegure el 60  % de la dieta”.

Esto, destacan los expertos, debe conseguirse mediante un nuevo modelo de gestión de los nutrientes, que lleva a los porcicultores a producir “más alimentos no convencionales,  alternativos o locales, entre estos yuca, boniato, forrajes, sobre todo de boniato y de yuca, las plantas proteicas y otros tubérculos que se pueden aprovechar en la dieta del cerdo.

“Ahora hay una tecnología que se viene trabajando desde hace algunos años, ya generalizada en Cuba en casi todos los productores y que ha tenido una acogida muy buena, la utilización de la miel B, subproducto de la  industria azucarera”, dijo Díaz Marín.

Según explicó, en el país se ha llegado a consumir 11 0000 toneladas de miel producida en Cuba, un alimento alternativo no convencional que ha solucionado grandes problemas. “Si se produce más miel, más miel vamos a tener para aplicar esa tecnología de alimentación, con muy buenos resultados”, precisó.

Con ese producto de la colmena -detalló- se hace un núcleo proteico que se llama el Nuprovit, extendido en Cuba y con aceptación entre los productores. “Seguimos trabajando por sustituir parte de la soya de importación por entre un 30 % y un 50 % de una planta proteica, por ejemplo, la moringa”, indicó.

Para favorecer el incremento de la producción con destino a la alimentación de la masa porcina -dijo el Director general del IIP- entre enero y agosto de 2020 la tierra dedicada al alimento animal ha crecido en 4 511,3 hectáreas (ha).  A su vez,  se han incrementado los terrenos solicitadas por los productores para sembrar alimentos para la dieta de los cerdos en 3 755 ha, mientras se han entregado unas 651 a porcicultores que han solicitado parcelas.

De acuerdo con el director,  luego de contar con unos 14 000 convenios porcinos, la cifra se redujo a cerca de 5 000 y luego, debido a los problemas con la disponibilidad de alimentos, se contrajo a 3 740 productores con convenios. No obstante, destacó que “también hay muchos productores que hoy no tienen convenio, pero están creando las condiciones para garantizar este nuevo modelo de gestión,  que tengan las tierras y las semillas para ellos poder asumir y garantizar el 60 % del alimento este nuevo modelo de gestión”.

Esto, consideró, lleva su tiempo para poderlo establecer y se hará de manera gradual, en un plazo de tres o cuatro años, de manera que se llegue a la proporción del 60 % y 40 % de los alimentos garantizados por el productor y la empresa, respectivamente. “Si lo podemos adelantar en el tiempo, mejor.  Nos preparamos para poder garantizar toda la producción sostenida y creciente de la carne de cerdo y ese es el camino que hoy los productores han acogido para, con este nuevo modelo de gestión, garantizar y mantener la producción de carne de cerdo en Cuba”, opinó.

Mirar todas las fuentes

De acuerdo con el investigador Piloto Montero, cuando se habla de alimentos nacionales se refiere a lo que puede obtenerse en los diferentes municipios y territorios. “Para nosotros, esto va a ser lo convencional, porque no podemos sustentar una producción en base a cultivos como el maíz y la soya, debido a las condiciones de clima, suelo, fertilizantes, tecnologías y combustibles fósiles como el petróleo y  no podemos basarnos en esto ni en la importación”, enfatizó.

En la alimentación porcina se requieren tres elementos: energía, a partir de los carbohidratos y cereales como maíz, trigo y sorgo; la proteína, cuya  fuente más importante es la soya; y las vitaminas y minerales, que posibiliten una alimentación balanceada.

En las alternativas cubanas, aunque la miel sustituye el maíz como fuente energética entre 65 % y 70 % y es una contribución importante al balance alimentario de los cerdos, esta carece de proteínas, por lo cual demanda la suplementación. Semejante situación presenta también la yuca, explicó.

Otras fuentes de alimentos -refirió el experto- son los llamados piensos líquidos, residuos de alimentos esterilizados y procesados industrialmente, que además de servir para la alimentación de animales adultos, evitan contaminar el ambiente.

A juicio de Piloto, las plantas proteicas también pueden producirse en el país y “cuando se tienen una buena tecnología, disciplina tecnológica y semilla seleccionadas y adecuadas y se siembran en los lugares con las condiciones para cada cultivo, puede obtenerse una alta producción de biomasa de las plantas proteicas, fundamentalmente, moringa, morera y tithonia”, destacó y recomendó tener en cuenta que estas tienen un elevado por ciento de fibra y que el cerdo es una especie monogástrica, carente de las enzimas que hidrolizan estas fibras. Por tanto, debe valorarse su utilización en dependencia del estado  fisiológico de cada animal y su peso, para lo cual el IIP ha desarrollado manuales instructivos.

Por otra parte, indicó que como fruto de la sabiduría y conocimientos de  los productores, estos han desarrollado la producción de los yogures de yuca y boniato, a la vez que señaló que puede utilizarse el maíz, cuya producción  debe incrementarse paulatinamente, y  usar el palmiche, como otra de las alternativas para incrementar la presencia de esa proteína en la mesa de los cubanos.

Comparte esta noticia