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28 de Marzo  2024 

Al rescate de las casas de las hortalizas

En el país existen alrededor de 110 hectáreas de módulos de cultivos protegidos, cuyo objetivo es producir con destino al turismo, fundamentalmente, para sustituir importaciones


Martes 21 de Enero de 2020 | 01:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

En la finca Las piedras, en el municipio de Guanabacoa, La Habana, 1,2 de sus 26 hectáreas la ocupan los cultivos protegidos.  Allí, el productor de avanzada Alexander Alfonso Silva, de la  Cooperativa de Créditos y Servicios Efraín Mayor, ha llegado a obtener bajo techo una veintena de tipos de lechuga: moradas, rizadas, crujientes; pimientos respetables y otras hortalizas de elevada calidad.

De acuerdo con Miguel Rosales Román, director nacional de Agricultura, en el ministerio del ramo, en el país existen alrededor de 110 hectáreas de módulos de cultivos protegidos, cuyo objetivo fundamental es producir hortalizas como tomate, pimiento, pepino, zanahoria y melón, entre otros y el 80-85 % de esas cosechas de estas tecnologías tiene como destino las ventas al turismo, como una vía para sustituir las importaciones de estos productos.

Desde hace algún tiempo, refirió, a lo largo del archipiélago se inició un proceso de recuperación de estas instalaciones, que en varios momentos fueron afectadas por diferentes causas, sobre todo fenómenos hidrometeorológicos severos, además de que en los últimos años el país no ha podido garantizar las piezas, partes y agregados requeridos para su renovación.

Durante 2019, en esa recuperación se incluyeron varias casas de cultivos, incluidas las  ubicadas en La Habana, para la cuales se aseguraron los recursos indispensables y se trabajó por rescatar unas 30 naves de producción de posturas, en las que se alcanzan mejores resultados en el proceso de obtención de simientes.

De acuerdo con Rosales, no es lo mismo lograr las posturas bajo cielo abierto, donde puede incidir, por ejemplo, la lluvia, y ocasionar arrastres de las semillas, que en las condiciones de una nave con la tecnología indicada: bajo techo, en bandejas y con un sustrato conformado por una mezcla de materia orgánica enriquecida con carboncillo, que propicia un elevado vigor de las posturas.

“Estamos en proceso de recuperación de estos sistemas y la política es que una vez terminadas las reparaciones y completamiento de estructuras, partes y piezas de las existentes, en el país se puedan ir incrementando las casas de cultivo”, destacó el directivo del Ministerio de la Agricultura.

Ventajas

No son pocas las ventajas de la producción en las casas de cultivo, introducida experimentalmente en Cuba en la década de los 80 del pasado siglo y extendida en el decenio siguiente, aunque estas demandan de productos para elevar los rendimientos y controlar las plagas, además de un estricto respeto por la disciplina tecnológica.

En estas instalaciones, donde los techos y laterales protegen los sembradíos y reducen el impacto de la radiación solar, se pueden producir hortalizas en un ambiente controlado durante todo el año, con elevados rendimientos. Además, dan la posibilidad de obtener variedades que no exhiben buenos resultados a cielo abierto.

Igualmente, tienen la ventaja  de ser operables por pequeños y medianos productores, emplear la tecnología de riego de agua localizado junto al fertilizante, con lo cual se obtienen frutos muy sanos de enero a diciembre.   La productividad de estas instalaciones se sustenta en la estrategia del manejo de su labranza, de manera tal que no haya afectaciones por los organismos nocivos y sea eficiente el uso de plaguicidas, además de impedir la contaminación del ambiente.

A juicio de Alfonso Silva, los productores deben llegar al convencimiento de la necesidad de ahorrar los recursos. Para eso, en Las Piedras, en las casas de cultivos están instalados un regómetro y un lisímetro. El primero, mide el agua que recibe cada planta; mientras el segundo, el fertilizante, lo que permite medir la eficiencia del riego y del uso de los fertilizantes y lo que asimiló la planta. Aunque en un inicio la gente no quería, ahora se han convencido. Con esto, sostiene el productor de avanzada, se ahorra entre 30-40 %, no se echa agua por gusto y se controla la economía.

Por otra parte, en la finca defienden el uso de la materia orgánica mezclada con gallinaza y carboncillo, con el objetivo de recuperar el suelo. Todas esas características y condiciones posibilitan, en mucho menor espacio, obtener rendimientos superiores a los que se logran con la agricultura tradicional extensiva.

Al mal tiempo, lo criollo

Una de las variantes a las que ha acudido el sector ante la imposibilidad de importar todos los recursos necesarios para renovar las casas existentes e incrementar la cifra, ha sido la edificación de casas rústicas, una modalidad que ya fue utilizada a finales de los años 90. “Como alternativas se está utilizando madera para la construcción, pues debido a la situación financiera del país no podemos pensar que todo lo podemos hacer con la tecnología completa que lleva el sistema. Entonces, entre los productores élite se han levantado este tipo de instalaciones, para que los agricultores cercanos vean la posibilidad de adoptar esta salida”, explicó.

Aunque es incipiente, este proceso se está llevando a cabo no solo en La Habana, como es el caso del productor Alexander Alfonso Silva, sino también en otras provincias para ir incrementando estas edificaciones, como una solución a la situación que tiene hoy la nación, destacó Rosell.

De acuerdo con Alfonso Silva, “se trata de adecuarnos a lo que tenemos a mano e importar lo menos posible. Una casa de madera de 400 metros cuadrados ronda entre 37 000 y 45 000 pesos, mientras una importada, no baja de 6 000, en moneda fuerte”.

Según el director nacional de agricultura, esta experiencia ha avanzado también en otras provincias, entre esas Ciego de Ávila, Matanzas y Granma.

En tiempos de desarrollo del turismo y de cambio climático, el país requiere extender los  sistemas de cultivo protegido como una opción que ha demostrado que vale la pena, en el camino hacia la seguridad alimentaria.

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