El desarrollo local es definido por los diccionarios como la identificación y aprovechamiento de los recursos y potencialidades endógenas de una comunidad, barrio o ciudad.
Estos recursos deben ser identificados en cada territorio, y a partir de planificar, organizar y potenciar el desarrollo económico, mediante la transformación de la economía local, superando dificultades y retos, en la búsqueda de mejorar las condiciones de vida, con la acción de todos los agentes socioeconómicos involucrados.
Múltiples son las iniciativas locales puestas en práctica en la provincia de Santiago de Cuba mediante los polígonos productivos, iniciativa gubernamental encaminada fundamentalmente a rescatar muchas producciones de tipo tradicional que la globalización tiró al olvido. Tal es el caso del guarapo, los jugos naturales, el duro frío, las pulpas y mermeladas de frutas, los licores, el vinagre, dulces en almíbar, el coquito prieto, la raspadura, los caramelos artesanales, el gofio y el pinol de maíz, el casabe de yuca y otras muchas delicias al paladar, para grandes y chicos.
Estas pequeñas producciones son vitales para suplir carencias y sostener los índices de desarrollo y calidad de vida en los municipios y pequeñas comunidades, además de aportar empleo y crecimiento en los índices económicos, y manejos adecuados de los ecos entornos al no necesitar de grandes extensiones para producir y adecuar los desechos que se generen.
Por los resultados de estas producciones pequeñas, pudiera parecen insignificantes, pero cada una de estas multiplicado por cada mini fábrica y productos puestos a la venta en los mercados aporta a la circulación mercantil del territorio, la provincia y el país. Generan ingresos físicos que se quedan y se reinvierten en el propio territorio, aumentando el nivel adquisitivo.
Cada mini industria contribuye además con empleos, aprovecha los frutos y verduras de temporada, los procesa, agregando valores dentro del encadenamiento productivo. Las grandes cantidades de agua y recursos materiales que requieren los polos productivos, las continuas afectaciones en los resultados, provocados por la influencia del clima, demandan de un nuevo diseño, que permita un aprovechamiento más eficiente y sustentable de los recursos endógenos existentes, mediante el fomento y explotación de las capacidades productivas locales y la creación de un entorno innovador en el territorio.
Estas medidas centradas en lo local son decisivas ante la necesidad de encontrar alternativas que permitan enfrentar la aceleración de las afectaciones provocadas por el hombre al planeta tierra.
Es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; más que un enfoque o concepto es una estrategia, y como tal constituye un programa de acción general y despliegue de recursos para lograr objetivos completos, pues el proceso debe ser progresivo. No es posible o al menos usual pasar de la oscuridad a la luz de un solo salto.
