Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:42 pm
Cuba, que cuenta con una naturaleza bien conservada y el esfuerzo de muchas personas por mantener el ecosistema, también tiene para mostrar sus jardines botánicos a los turistas.
En la lista aparecen los jardines botánicos Nacional y de Cienfuegos, la Estación Experimental Juan Tomás Roig, el Instituto de Investigaciones Fundamentales de la Agricultura, el Capaynicu.
Junto a estos están los jardines de Pinar del Río y Matanzas (occidente), Sancti Spíritus y Villa Clara (centro), Holguín y Las Tunas (oriente), además del Orquideario de Soroa y los Helechos de Santiago de Cuba.
Todo el territorio nacional está matizado con estos parques de mucha utilidad para las investigaciones, pero también sumamente visitados por los viajeros.
Este archipiélago concentra el 2 % de la flora mundial, coleccionada en los 13 jardines botánicos mencionados, distribuidos por todo el país. Además posee conservados fondos marinos y alrededor de 4 000 kilómetros de arrecifes coralinos, y el 23 % del territorio insular exhibe alguna categoría de manejo, sea Parque Nacional o Reserva Natural, entre otras.
Acapara la nación seis Sitios RAMSAR otorgados a los humedales mejor conservados y protegidos, ejemplificados con el río Máximo en la oriental provincia de Camagüey y la Ciénaga de Zapata al centrosur del país.
Cuba posee 11 parques nacionales, 12 reservas ecológicas, un Elemento Natural Destacado, 12 refugios de Fauna, dos paisajes naturales protegidos y tres áreas protegidas de Recursos Manejados.
Entre una larga lista de valores medioambientales, los expertos mencionan 67 000 kilómetros cuadrados de plataforma insular, 5 700 kilómetros de costas, más de 500 playas, 500 fuentes de aguas minero-medicinales y el 25 % de área boscosa.
Oportunamente, la subdirección del Jardín Botánico Nacional señaló que en el mundo más de 150 millones de personas asisten a este tipo de parque; en particular de países de la Unión Europea son 50 millones de visitas por año.
Solo en España acuden a los jardines botánicos más de 2 000 000 de curiosos anualmente, indicó. Reiteró que los jardines cubanos tienen una buena ubicación y sus trabajadores alta responsabilidad, están ubicados en cada provincia, con el Nacional a la cabeza que se encuentra a 22 kilómetros del centro de La Habana.
En la capital del país
El Jardín Botánico Nacional de Cuba es una institución dedicada a la exposición de la diversidad vegetal tropical, con un notable desempeño de acciones de educación ambiental. Incluye además entre sus objetivos esenciales la recreación de los visitantes.
Su área expositiva abarca unos 2 353 metros cuadrados, y consta de una parte techada con tres pabellones, y otra exterior en la que hay un estanque para plantas acuáticas y colecciones de plantas ornamentales.
Los pabellones tienen nueve metros de altura y en ellos se exponen plantas de aproximadamente 600 especies pertenecientes a 250 géneros de 90 familias.
Además de otras novedades, lo más visitado es el Jardín Japonés, proyectado por el ya fallecido arquitecto-paisajista nipón Yoshikuni Araki, de Osaka. Este se inscribe dentro del tipo Kaiyu-Shiki-teien, que literalmente significa Jardín de los paseos, con cinco hectáreas, organizado en torno a un lago artificial de 300 metros de largo y 750 metros de perímetro, con forma ovalada.
Este centro fue inaugurado por el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, el 4 de enero de 1989, conjuntamente con el recinto ferial Expocuba (ambos en la periferia de La Habana).
Cuba es un país de riquísima flora y muy variada vegetación. Sin embargo, esta riqueza no fue proporcional con el número de botánicos nacionales antes del triunfo de la Revolución, el Primero de Enero de 1959.
No obstante, algunos pocos cubanos, entre los que se destacaron Juan Tomás Roig Mesa (1877-1971) y Julián Acuña Galé (1900-1973), no quedaron a la zaga de los foráneos, dando gloria a su país.
En 1959 existía el Jardín Botánico de Carlos III de España, fundado en 1817 en los terrenos que hoy ocupa el Capitolio de La Habana, trasladado abruptamente para la Quinta de los Molinos en 1864, cuando la metrópoli decidió vender los terrenos que este ocupaba para situar allí una estación de ferrocarriles.
Desde entonces estuvo vinculado con instituciones de enseñanza media y superior. (PL)
