Jueves
28 de Marzo  2024 

Terapia integral para el suelo

Los procesos de degradación se producen por pérdida de materia orgánica, salinización, alcalinzación, acidificación, contaminación, compactación y erosión


Miércoles 27 de Junio de 2018 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

Para algunos científicos, casi poetas, el suelo es como una piel delgada y delicada que cubre la Tierra y se destruye con facilidad, sobre todo por la acción del hombre. A su vez, aseveran que la degradación de los suelos puede acabar con la vida en el planeta antes que el cambio climático.

El suelo tiene muchas funciones: productor de biomasa (incluidos los alimentos), soporte de actividades humanas y fuente de materias primas, secuestro y almacenamiento de carbono, depósito del patrimonio geológico y arqueológico, reserva de agua, filtro y transformación de nutrientes y reserva de biodiversidad. Por todas las misiones que cumple y ante las amenazas que lo asechan, urgen las acciones.

La conservación del suelo, el agua y el bosque es a la vez necesidad y reto. La tarea de los polígonos demostrativos para el mejoramiento y preservación de estos recursos naturales que se desarrollan en Cuba se inició en 2010 en áreas agrícolas dañadas en La Habana, como un modelo para crear capacidades de enfrentamiento al cambio climático.

Del dicho al hecho

Leonardo Cardosa, al frente de la finca 1221, de la granja Monumental en La Habana, está desde el comienzo. “Se aplica materia orgánica, se crean barreras vivas y muertas, se construyen muros de contención, tranques, zanjas de absorción, se siembran cercas vivas y diversificamos los cultivos. Al trabajo hay que darle seguimiento permanente”, explica.

La experiencia comprende, además, la aplicación de tecnologías de gestión integrada de los recursos suelo, agua y bosque con un enfoque agrícola sostenible, que permitan tanto retener y mejorar las tierras y las cuencas hidrográficas, como diversificar los cultivos e incrementar los rendimientos.

Mejoras en el entorno, incrementos en los rendimientos agrícolas y superiores ingresos para los agricultores son hasta el momento algunos de los impactos económicos, sociales, ambientales y tecnológicos que arrojan los polígonos para la conservación de suelo, agua y bosque, implementados en espacios seleccionados a lo largo del país.

“Los terrenos estaban en muy malas condiciones, pero aquello ha cambiado totalmente, se ha cumplido el objetivo y esos resultados se ven en el incremento de las producciones en las plantaciones de mango, aguacate y guayaba”, comentó el productor.

Según Dagoberto Rodríguez Lozano, jefe del Departamento de Suelos y Fertilizantes del Ministerio de la Agricultura (Minag), si en un inicio fueron 2 064 hectáreas en una finca, el incremento progresivo llevó a alcanzar hoy una estructura de 35 polígonos provinciales y 123 municipales, con una extensión que supera las 30 889 hectáreas.

Llueven las ventajas

Una de las características de la experiencia, abundó Rodríguez, es que los espacios seleccionados representan los suelos, regiones edafoclimáticas, cultivos y programas más importantes del sistema de la agricultura, así como las diferentes formas productivas estatales, cooperativas y privadas existentes en el país.

Otra de las ventajas es que los espacios seleccionados representan los suelos, regiones edafoclimáticas, cultivos y programas más importantes del Minag, así como las diferentes formas productivas: Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS, 61), Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA, 20), Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC, 34), Unidades Empresariales de Base (UEB, 26), granjas estatales (6) y fincas de semillas (7).

Desde 1997 la Estrategia Ambiental Nacional de Cuba identificó la degradación de los suelos como el principal problema medioambiental del país, dado que ya entonces el 76 % de las tierras estaban afectadas por, al menos, un factor que limitaba su productividad. Una actualización de 2006 recogida en el Atlas de Suelos de América Latina y el Caribe, presentado en La Habana en 2015, indica que el 80 % de la superficie agrícola del Archipiélago estaba impactada por uno o dos factores.

Tantos a favor del entorno

Para Bernardo Calero Martín, especialista del Departamento de Suelos y Fertilizantes del Minag, entre los resultados más relevantes de esta experiencia se encuentran los beneficios medioambientales que se registran en las áreas de los polígonos.

Según su valoración es muy alta la aceptación por parte de los productores, quienes van convirtiendo los principios del manejo sostenible de tierras en una filosofía del trabajo agropecuario.

Otra ganancia de los polígonos, cuyos postulados se articulan con la Tarea Vida (Plan del Estado para el enfrentamiento al cambio climático) es la integración de las instituciones que gestionan suelo, agua, bosque, sanidad vegetal y mecanización, en el cumplimiento de la legislación vigente.

2018, nuevo escalón

Para 2018, dijo Rodríguez, esta experiencia continuará su curso con énfasis en la capacitación, introducción de tecnologías y el seguimiento a la evaluación de los impactos a mediano y largo plazos.

También se trabajará por consolidar el diagnóstico, plan de manejo e implementación de las medidas que se habiliten para dar respuesta a la Tarea Vida y por establecer alianzas con proyectos nacionales e internacionales para potenciar las acciones de mejoramiento y conservación de los recursos naturales.

A partir de este año la experiencia se medirá por indicadores que posibilitarán saber con mayor exactitud los impactos de este programa, contribuir a la toma de decisiones para la continuidad, modificación o finalización y evaluar el aprendizaje para replicar o aumentar la escala de aplicación, entre otros elementos.

Con esas premisas, los indicadores económicos evaluarán la eficiencia en la producción y los servicios (costo por peso y rendimiento productivo a partir de los resultados por cada cultivo); mientras los  sociales analizarán los aspectos del bienestar de  productoras y productores (fuerza de trabajo, ingresos personales, servicios a la comunidad, integración de actores y contribución a la formación vocacional y técnica).

En el caso de los tecnológicos, considerarán la influencia en la implementación de principios de manejo sostenible de tierras -la base para lograr un modelo adaptable a las condiciones de la finca que permita al productor el uso de los recursos disponibles para su desarrollo socioeconómico-, (tecnologías para el mejoramiento y conservación de suelos, productividad del agua, alternativas de control de plagas y uso de fuentes de energía renovable). Los ambientales evaluarán los cambios en la calidad del suelo, la erosión, el estrés salino y reacción ácido base, calidad de materia orgánica y contenido de nutrientes, uso de plaguicidas y fertilizantes químicos, producción y uso de abonos orgánicos y biofertilizantes, manejo de plantaciones forestales, composición de la flora y la fauna e incendios.

Comparte esta noticia