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24 de Abril  2024 

Cacao y coco de Baracoa, recuperarse y diversificar

Las plantaciones de sus principales cultivos fueron arrasadas, en los últimos años, más de una vez por las veleidades del clima


Miércoles 18 de Abril de 2018 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

La empresa que más cacao y coco produce en Cuba es la Agroforestal y Coco Baracoa, en la ciudad primada de Cuba. Este no es su único cultivo, se dedica también al café, un rubro menos desarrollado; viandas, granos, hortalizas y ganado, sobre todo, bufalino.

Por motivos obvios, el cacao y el coco la distinguen. Justo esos han sufrido en los últimos tres años las zancadillas del clima. El primer golpe lo dio a finales de 2016 el huracán Matthew, que no tuvo compasión con las plantaciones de esos dos tesoros. Cuando apenas empezaban a verse los avances de la recuperación, llegó Irma, en 2017, para inundarlo todo, seguida de lluvias que si bien han demorado los procesos, no han podido frenar los proyectos de rescatar los cultivos líderes.

La empresa, dijo su director general, el ingeniero Alexis Toirac Perera, desarrolla un  programa para recuperar las plantaciones de coco y cacao, severamente afectadas por los huracanes Matthew, en 2016, e Irma, en 2017. El primero demorará unos cinco años, pero en menor área podrán obtenerse mayores rendimientos. “Matthew e Irma nos devastaron, pero el cacao ya se va recuperando. En 2016 había 3 600 hectáreas, de esas quedaron solo 2 200, hoy recuperadas, y proyectamos llegar nuevamente a 3 663, en 2020. El año pasado produjimos 114 toneladas, este 2018 aspiramos alcanzar 600, y en el 2021, a las 1 600, el récord  histórico”, dijo Toirac.

La fábrica de Baracoa se está actualizando tecnológicamente y hoy admite 1 200 toneladas, cuando en un plazo de dos años se remodele totalmente, podrá asumir 4 000 toneladas, para lo cual hemos acelerado la producción de posturas para sembrar 500 hectáreas anuales e incrementar en unas 3 000 toneladas, de manera que la industria tenga entonces suficiente materia prima, en correspondencia con  su capacidad productiva, indicó el directivo.

En el caso del coco, el proceso va a demorar algo más de tiempo. “Cuando lo plantas, se requiere de cinco años para obtener sus frutos, aunque estamos usando tecnologías novedosas para acelerar la recuperación y realizar la siembra con las condiciones necesarias y así comenzar a cosechar cocos en unos tres años”, explicó.

En la actualidad se cosecha lo que quedó para producción de posturas, en función de sembrar las nuevas plantaciones. Antes de Matthew, en Baracoa existían 6 300 hectáreas de este cultivo y a partir del estudio realizado, “llegaremos a 4 800 hectáreas, que sembraremos en pendientes por debajo de los 20 grados de inclinación, esperamos obtener 37 000 toneladas, de unas 6 000 que teníamos antes del devastador huracán Matthew, por lo que se garantizarían los volúmenes de aceite requeridos para la producción de minidosis destinadas a la red comercial,  la empresa de jabonería  y perfumería Suchel y la exportación”. Mientras  el coco crece, junto a las nuevas plantaciones han insertado el policultivo, que posibilitará cosechar guayaba, frutabomba y piña, para abastecer las industrias que antes lo procesaban.

Novedades en el frente

La recuperación se acompaña de un nuevo modo de pensar y hacer. Según Toirac, una hectárea de coco lleva 180 plantas, que deben ser sembradas en hoyos de 60 por 60 centímetros y como los campesinos de la zona tienen una edad avanzada y la población rural disminuye, es notable la reducción de la fuerza de trabajo, lo que obliga a ir a la mecanización de las producciones agropecuarias. Para eso, “hemos adquirido tractores pequeños con aditamentos para abrir los hoyos, con un alto rendimiento -80 en una hora-,  y evitar el duro trabajo a pico y pala”.

Por otra parte, para tumbar los cocos, los desmochadores debían subirse a lo alto de la planta a base de sogas y pinchos, pero el éxodo de las montañas ha hecho que escaseen quienes practican este oficio. “Cuando crezca el área de plantaciones, no vamos a disponer de esa fuerza, por lo cual se estudió cómo mecanizar esa etapa del proceso: el resultado es un camión con un aditamento fabricado en Cuba -parecido a los de la Empresa Eléctrica-, en que sube al hombre, le permite desmochar y en ese vehículo se transportan los frutos hacia los destinos seleccionados”, precisó Toirac.

La Empresa Agroforestal y Coco Baracoa también ha formado  brigadas de caminos para arreglar las vías en las montañas y de drenaje, como una medida encaminada a prevenir daños a los cultivos.

“En Baracoa siempre llueve, unos 2 000 milímetros anuales como promedio, distribuidos a lo largo del año. Sin embargo, desde el paso de Irma, en septiembre pasado, no deja de llover, en enero cayeron 509 milímetros y en febrero, 410,  más de 900 en solo dos meses. Aunque es excesivo, es preferible, pues la sequía, que de ser prolongada afecta más los cultivos. Lo que se debe es tener la tecnología necesaria para drenar y evitar la inundación”, dijo.

Lecciones

De cada fenómeno natural, asevera el Director general, sacamos experiencia, tanto el sistema de la agricultura, la Defensa Civil  como la población. “En la agricultura, costaba mucho trabajo que un productor renovara su área, porque al tener poca fuerza de trabajo y una edad avanzada no se decidía. Ahora, el ciclón desbarató la finca y tuvo que hacerlo obligatoriamente, pero esta vez, el Estado lo apoyó: con créditos para recuperación y la empresa puso a su alcance las tecnologías, desde los tractores para abrir los huecos hasta los que moverían la materia orgánica y los instrumentos de trabajo mediante la empresa de suministros”, destacó.

La ayuda vino también en fuerza de trabajo. Al no tener plantaciones donde laborar, se formaron brigadas con obreros de la empresa para apoyar la renovación de las fincas, junto a colectivos de otras provincias. “Ahora solo falta que sigan creciendo las nuevas plantas”.

Diversificación a la orden

En los últimos años, como resultado del aprendizaje y el intercambio propiciado por la Feria Internacional Agroindustrial Alimentaria, Fiagrop, la empresa vive un proceso de diversificación sin precedentes. Según el ingeniero Toirac Perera, hace cinco años apenas comercializábamos un tipo de producto, el coco y su aceite. Sin embargo, mediante las investigaciones y negociaciones con otros países, nos interesamos por la diversidad de oportunidades que da ese cultivo.

Ahora, comenta, utilizan la corteza como fibra para la colchonería y tapicería de autos y muebles, para lo cual ya existe una minindustria en Baracoa que permite comercializar esos productos localmente y puede extenderse a otras provincias e incluso, incursionar en la exportación. 

Otro nuevo es la concha, que destina a la elaboración de carbón activado, con usos en la industria de licorería y farmacéutica y otras que requieren de filtrado y que se ha convertido, además, en un rubro exportable, con buenos precios en el mercado internacional.

Del coco, destaca Toirac, utilizamos la masa para la extracción de aceite, cuyo principal destino es la empresa Suchel, y estamos en un programa de importación de una nueva fábrica con tecnología moderna que permitirá realizar tres refinaciones y elaborar minidosis para la red comercial nacional, un aceite que se consume en todo el mundo,  con grandes beneficios para la salud humana. Esa industria posibilitará también la producción de vinagre y vino, a partir del agua de coco, además de envasarla como bebida refrescante y saborizada, una alternativa adoptada por otras naciones del Caribe.

Uno de los usos más conocidos del coco es la dulcería, con la elaboración de turrones, hojuelas y horchata, entre otros. En la medida en que se vayan cosechando los frutos, esta línea se incrementará, por su alta demanda.

En el caso de la madera, apuntó el Director de la empresa, tiene un creciente uso en la fabricación de muebles, entable de casas, cubiertas ligeras y artesanías, lo que requiere de tecnología, pues tiene alto contenido de fibra y es muy dura, explicó Toirac. “Pese a que del coco se utiliza todo, hace apenas dos años comercializábamos solo el aceite y el resto, lo desechábamos. Ahora sí los  estamos aprovechando y dándole algunos de los más de 100 usos que se dice tiene”.

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