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Reconocen a nuevas empresas cubanas por protección medioambiental

En la celebración de los 30 años del Protocolo de Montreal, la Isla refuerza el cumplimiento de sus compromisos con lo pactado hasta la fecha para la reducción y eliminación paulatina y progresiva del uso de Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SAO) y asume los actuales retos que implica suscribir la Enmienda de Kigali


Viernes 06 de Octubre de 2017 | 12:00:00 AM 

Autor

Ledys Camacho Casado

Cuatro nuevas entidades se suman al batallón de las que marcan el buen camino en el país para la eliminación definitiva en su gestión del empleo de las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SAO), en cumplimiento de lo pactado por el más eficaz y exitoso de los convenios mundiales en la esfera medioambiental, el Protocolo de Montreal. 

Se trata de un reconocimiento nacional a los organismos e instituciones que han logrado prescindir de las SAO, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) de acuerdo con la Resolución 114 de 2003, y que en 2017 se confirió a los hoteles Imperial, de Santiago de Cuba;  y el Blau Varadero, de la empresa mixta CubanaBlau S.A, en Matanzas, ambos pertenecientes al Ministerio de Turismo.

Los otros colectivos distinguidos son la Empresa de Ingeniería y Proyectos, Ceproníquel; y Moa Níquel S.A, Comandante Pedro Sotto Alba, de la Unión Cuba Níquel, situadas las dos en la oriental provincia de Holguín y adscritas al Ministerio de Energía y Minas.  

El diploma se entregó en el acto a propósito del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, ocasión en que la Mayor de las Antillas ratificó su voluntad de mantener el cumplimiento de los compromisos con el Convenio de Viena y el Protocolo de Montreal, en los plazos y términos establecidos, y según los fundamentos de la legislación ambiental, como parte intrínseca de la renovación de su modelo económico de desarrollo.

En la ceremonia de conmemoración en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución de La Habana, Nelson Espinosa Pena, director de la Oficina Técnica del Ozono (OTOZ), informó sobre los nuevos retos del país en esa materia y reseñó los avances de la nación caribeña en las acciones referidas al Plan nacional de eliminación de las SAO.

En marcha desde hace más de tres lustros y con las miras puestas en 2030, el programa constituye un reto para el sector industrial, productivo y comercial, e implica a los proyectos de desarrollo de la Isla antillana y su gestión responsable ante los acuerdos a escala global.

“En esta fecha en que se celebran 30 años de los relevantes resultados del Protocolo de Montreal, nuestro país asume con mayor exigencia y profesionalidad, la consecución de las metas y desafíos referidos a la eliminación de las SAO, las cuales en su mayoría actúan como potentes gases de efecto invernadero, por lo que su progresiva disminución representa también un aporte al enfrentamiento y mitigación de los efectos del cambio climático”, aseveró Espinosa.

El Protocolo de Montreal es considerado también como el más conveniente instrumento global para combatir el cambio climático, uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad, y su alta prioridad mundial se demuestra en la aprobación en 2016 de la Enmienda de Kigali, suscrita en esa ciudad, capital de Ruanda, para reducir el consumo y producción de hidrofluorocarbonos (HFC), potentes gases de efecto invernadero, lo cual amplía de forma extraordinaria el ámbito de acción de dicho acuerdo.

Esa medida contribuirá de manera importante al cumplimiento de las metas establecidas en el Acuerdo de París, ya que se estima que la mitigación de HFC en la atmósfera ayudará a reducir 0,5 grados la temperatura promedio global en 2100 por lo cual se prevén beneficios en la rama ambiental, industrial y en la economía, en general.

Precisó el directivo que al dejar de emplearse los HFC se impulsará un cambio tecnológico en la industria y los servicios, a la vez que facilitará a los países en desarrollo el acceso a tecnologías de punta en materia energética.

“Ello representa un nuevo reto hasta 2030, tras vencer los primeros desafíos y exhibir los actuales resultados, ahora esta nueva etapa conlleva la introducción de otras alternativas de bajo calentamiento global, transferencias de tecnologías, y enfrentar la realización de decenas de pruebas y demostraciones, en función de una mayor eficiencia y ahorro energético que implica reducir la emisión de CO2 a la atmósfera”, comentó.

El doctor Espinosa se refirió a los avances de la Isla en la implementación del programa del país para la eliminación de las SAO,  en el que se exhiben avances relevantes, a pesar de ser el nuestro un país pequeño, insular, con limitados recursos y bajo los efectos de un cruento bloqueo.

Ahora toca reforzar la labor y por ello se consolida la red de especialistas para atender esa actividad en todos los territorios del país, así como el sistema de licencias y permisos de importación en lo cual interviene la Orasen con el apoyo y participación de Cubaenergía y la Aduana General de la República, en una acción conjunta.

Es que Cuba, tras cumplir con éxito la supresión del uso de los clorofluorocarbonos (CFC), el tetracloruro de carbono y del bromuro de metilo, entre otras sustancias, se concentra en los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), en un proceso acelerado de reconversión, sustitución y eliminación de esos dañinos elementos para reducir su utilización en los diferentes sectores productivos, comerciales y de servicios; y se prepara para incorporar a sus metas la disminución del consumo y producción de HFC.

En cuanto a los principales designios, los resultados son palpables en la economía, y destacó el proyecto demostrativo de recuperación, recolección, transportación, almacenamiento y destrucción de SAO, que consiste en aniquilar el refrigerante contaminado y recuperado en gran parte durante el cambio de equipos ineficientes como parte de la Revolución Energética, para evitar su emisión a la atmósfera.

Para ello se cuenta con centros de acopio en todas las provincias y a nivel nacional funciona una planta de tecnología japonesa en la fábrica de cemento Siguaney, en Taguasco, Sancti Spíritus, en marcha tras una considerable inversión que permite destruir de forma ambientalmente segura todo el refrigerante nocivo recopilado.

Otras acciones relacionadas con ese propósito son las de reconversión de empresas que fabrican espumas rígidas de poliuretano destinadas a la producción de paneles de aislamiento empleados en techos, paredes, sótanos, cámaras frías, salas refrigeradas, entre otros, a tecnologías libres de SAO no perjudiciales a la capa de ozono y de poca incidencia en el calentamiento del planeta.

Suman más de 50 los proyectos internacionales con gran impacto en el sector de la energía, la salud humana, la agricultura y la industria, ejecutados en esta ínsula caribeña desde que se creó la OTOZ.

Con más de 20 años de fundada, la Oficina forma parte actualmente del Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía (Cubaenergía), perteneciente a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada, y asesora a los gobiernos en las diferentes instancias, a los organismos de la Administración Central del Estado, empresas y demás entidades del sector productivo, comercial y de servicio, en la implementación de acciones para eliminar las SAO.

Las evidencias científicas indican que aún estamos lejos de la total recuperación de la capa de ozono, la cual se podrá lograr aproximadamente para el año 2050, única y exclusivamente si todos los países se comprometen verdaderamente con las obligaciones que han adquirido mediante el Protocolo de Montreal.

Referente mundial en la defensa medioambiental

Soledad Bausa, representante residente adjunta del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la Isla, elogió el elevado nivel de organización y preparación demostrado en el país ante el azote del reciente huracán Irma, gracias al eficiente funcionamiento de su Sistema de Defensa Civil, con gran experiencia y pericia a la hora de prevenir riesgos y decretar alertas tempranas a la población en situaciones de catástrofes y desastres naturales.

La funcionaria reiteró la voluntad de la ONU de acompañar al Gobierno y pueblo de este archipiélago en las labores de recuperación y reconstrucción que se acometen aceleradamente, y aseguró que el PNUD seguirá apoyando los programas sociales en el país.

Precisó que actualmente concentran sus esfuerzos en la rehabilitación de las viviendas dañadas por los efectos del meteoro y en otros sectores relacionados con la protección del medio ambiente, el acceso a los medios de vida y la posibilidad de generar y promover el uso de energías sostenibles como la eólica y la fotovoltaica.

Cuba enfrenta el reto de avanzar en un Plan hacia 2030 que reconoce la necesidad de alcanzar el progreso socioeconómico con pleno respeto al medio ambiente y, como parte de sus prioridades en la actualización de su estrategia de desarrollo.

Desde 1973 existe cooperación entre el PNUD y la Antilla Mayor y, actualmente, ese organismo cuenta con una cartera de más de 40 proyectos en la Isla caribeña, 21 en el área de Desarrollo Humano Local, 19 en el sector de Medio Ambiente y Gestión de Riesgos ante Desastres y otros vinculados al enfrentamiento del VIH/SIDA.

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