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Caminos hacia la taza de café

Cuba implementa un programa de desarrollo cafetalero que comprende varias etapas y cuya esencia es elevar sus exportaciones y abastecer el mercado nacional sin tener que importar el grano


Jueves 25 de Mayo de 2017 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

Una taza de café la disfrutan tanto en las Américas, Asia o Europa. Tomarlo es un hábito que acompaña las conversaciones en un portal de París, una comida familiar en Cuba  o a cualquier hora en oficinas de todo el mundo.

Llegar a la taza, sin embargo, no es muy sencillo. A Cuba le está tomando años recuperar producciones históricas, pero el Programa de desarrollo cafetalero es una estrategia integral que, al parecer,  no ha dejado nada al azar pues incluye desde las plantaciones, los precios que se les pagan a los caficultores, las nuevas tecnologías, el combate contra plagas y enfermedades, el transporte y las plantas de procesamiento, entre otros elementos.

Lo que hay y lo que vendrá

El cultivo de café, explica Elexis Legrá Calderín,  director de café, cacao y coco del Grupo Agroforestal (GAF),  tiene un programa de desarrollo que venció su etapa hasta 2016 y se está actualizando hasta 2021. Dicho proyecto plantea un incremento productivo progresivo para 2018, cuando se espera alcanzar  8 500 toneladas, por encima de las 7 600 planificadas para 2017, y así hasta alcanzar las 20 000 toneladas que se planifiquen para 2020.  En la cosecha 2016-2017 se incumplió al solo acopiarse 7 069 toneladas, 461 menos de las previstas.

Para tal fin, como parte de la renovación de los cafetales, siembras nuevas y rehabilitación, se han plantado más de 40 000 hectáreas del cultivo, cifra que representa que 60 % de los cafetales de Cuba han sido restablecidos.

“Una de las principales tareas que tenemos es renovar las plantaciones, mayoritariamente envejecidas, y buscar además áreas nuevas para crecer en la extensión de las tierras agrícolas dedicadas a este cultivo con el objetivo de obtener un mayor volumen de granos. Quedan algunos problemas técnicos como el sellaje de los cultivos una vez sean regenerados,  misión por concluir en 2018. Estamos trabajando para adelantar las acciones y poder  sembrar el próximo año unas 8 000 hectáreas, lo que representaría la siembra más grande de los últimos años”, dijo Legrá Calderín.

“Estas acciones están dirigidas, primero, a incrementar las áreas cubiertas y luego, buscar rendimientos superiores”, precisó.  Con la mirada puesta en ese objetivo estratégico, otra de las líneas de trabajo del GAF es la introducción de los resultados de la ciencia, entre esos el injerto con el patrón de café de la variedad robusta, con el arábico en la parte superior, de modo que se obtenga café arábico utilizando la resistencia ante las plagas y enfermedades que tiene la primera, adaptada ya a los cambios del clima.

Pasos por la calidad

Entre las alternativas para lograr plantas mejoradas se está realizando la propagación vegetativa por esquejes para el café robusta, con la intención de elevar la calidad de este tipo de grano y sus rendimientos.

“Actualmente en el país se está trabajando en la sustitución de variedades, usando un banco de semillas básicas, creando condiciones para certificar ambos, algo muy relevante para la actual caficultura cubana que se irá reanudando todos los años hasta 2019, cuando se espera esté concluido ese proceso, pero con plantaciones obtenidas a partir de las semillas, una estrategia en curso en el sector”,  destacó el directivo.

La calidad del producto final, resalta el director de café, caco y coco del GAF,  tiene mucha relación con la calidad del grano que se cosecha, pero también con el beneficio. Para eso se han instalado 55 nuevas despulpadoras ecológicas, 125 manuales con motores acoplados -para lugares intrincados-,  y 10 molinos descascaradores, además de la sustitución de la tecnología en las plantas procesadoras de Guantánamo y  de Contramaestre, en  Santiago de Cuba, las provincias mayores productoras del país. “Eso, sin lugar a dudas, mejora la calidad del beneficio del café porque la tecnología existente era obsoleta en detrimento de mejores parámetros”. Además,  se han recibido tractores, camiones de carga y carros especializados para capacitación, entre otros, “una inyección de nuevos equipos para la transportación, que era muy crítica en el sector”.

Para la gente de la tierra

Pero tanto la renovación de cafetales, la aplicación de tecnologías de injerto y  la propagación vegetativa, como el uso de los nuevos equipamientos, por sí solos, no llevarán al país a mejores resultados y a acercarse a sus etapas de mayor esplendor en fecha ya tan lejana como 1961, cuando se cosecharon 6 000 toneladas.  Detrás de cada acción están los caficultores cubanos, algunos con larga tradición en el cultivo, y otros, que apenas dan sus primeros pasos en uno de los tradicionales productos de las exportaciones de la Isla.

A juicio de Legrá Calderín resulta interesante el sistema creado para la capacitación. “Existen hoy 34 estructuras de este tipo: bases productivas que se han ido dotando de aulas e instalaciones, equipamiento, así como áreas para compartir las prácticas de los injertos, los esquejes, de modo que los productores puedan irse preparando e ir llevando esas tecnologías a cada uno de los lugares donde hoy se produce café en Cuba”.

Los técnicos integrales de montaña recibieron una capacitación en toda la Isla para luego multiplicar esos conocimientos a todo el universo de los caficultores.

El país implementa hoy un proyecto de colaboración internacional con Vietnam, en Buey Arriba, en la provincia de Granma,  y Tercer Frente, en Santiago de Cuba, mediante el cual se utilizan siete modelos de manejo de plantaciones de café, muy novedosos, con tecnología propia de la nación asiática, y que se pueden generalizar en la Antilla Mayor. “Su fundamentación es mejorar la producción en la planta y lograr efectos favorables en los rendimientos, un problema existente en el país. Lo estamos generalizando en algunos lugares y ya tenemos más de 15 sitios donde se aplica la tecnología, no todos los modelos pero sí algunos y la perspectiva es que todas las empresas puedan ir, poco a poco, extendiendo estas buenas experiencias”, destacó Legrá Calderín.

Los caficultores, consideró, se encuentran en un buen momento, están motivados a partir de que desde hace dos años se incrementó el precio de compra unas tres veces, lo que se espera llevará a respuestas productivas y que las cosechas sean buenas, con superiores niveles de café en comparación con las pasadas, acompañados de incrementos en la calidad.

Poner a raya a la broca

La Hypothenemushampei Ferrari, broca del café, es considerada en el mundo la plaga que mayor daño ocasiona al cafeto. Se trata de un insecto de difícil manejo con los métodos tradicionales de control como los insecticidas, por lo que dentro de la Estrategia de Manejo Integrado de esta plaga se emplean alternativas que van desde la recogida manual del insecto hasta el empleo de controles biológicos, siendo esta última variante una de las más recurridas por los productores.

Aunque su tamaño es bien pequeño, la broca ha sido uno de los principales tropiezos que han encontrado en la Isla las plantaciones de café en los últimos años.  Para los productores, esa plaga se convirtió en un fuerte dolor de cabeza. Veían los granos echados a perder por el apetito de los insectos que se resistían ante todo tipo de remedio.

“Hoy se está trabajando en siete de los Centros de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos que estamos haciendo para completar los 29 previstos para producir los preparados biológicos que demanda el sector y que han demostrado, en las empresas donde se aplican, una disminución a menos del 2 % las afectaciones por la broca, uno de los factores que influyen en la calidad del café.”, dijo Legrá.

Biotecnología al café

Entre los resultados más avanzados del Programa de desarrollo del mencionado rubro está la introducción de dos laboratorios de biotecnología, en Jibacoa, Villa Clara, para la región central; y en Tercer Frente, en Santiago de Cuba, para las  orientales.

“Se trata de laboratorios de alta tecnología, que se van a encargar de producir plántulas de embriogénesis somática -una vía de propagación a partir de células tomadas de porciones de las hojas del café-, de plantas madres de alto potencial genético, algo que nos interesa mucho para la resistencia a las plagas y enfermedades y que se pueden ir reproduciendo,  y lograr los bancos de semillas básicas en esas variedades que se obtengan para fortalecer la caficultura cubana con variedades genéticas más productivas y a la vez, resistentes a las amenazas de las plagas”, explicó.

El laboratorio de Jibacoa ya está produciendo y se inician las operaciones en Tercer Frente con el fin de contribuir a los bancos de semilla básica, que con posterioridad se irán generalizando en todo el país, puntualizó el directivo.

Desde ya, el GAF planifica sus acciones de cara a 2018, un año que se perfila como de consolidación del programa cafetalero,  que no quiere tropiezos en el camino hacia su misión principal: producir más café para sustituir las 8 000 toneladas por valor de 25 millones de dólares que Cuba todavía debe importar para abastecer el mercado interno, a la vez de incrementar las exportaciones,  las que aportan parte de las divisas que se invierten en diversos programas sociales y en el propio desarrollo del sector.

-En la zona oriental se produce el 90 % de la producción total del país, 7 % en el centro y el 3 % restante, en el occidente.

-En los últimos años las exportaciones de este producto han descendido y se mantienen en una media de 1 000 toneladas anuales, y se espera que a partir de 2018 comiencen los incrementos, aun de forma discreta, y se alcancen ventas de unas 1 400 toneladas, fundamentalmente hacia Europa y Japón.

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