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25 de Abril  2024 

Se crece ante carencias materiales y efectos de la naturaleza

Su carpeta de negocios, en general, ya va por casi 200 renglones


Jueves 30 de Marzo de 2017 | 12:00:00 AM 

Autor

Marlene Montoya Masa

Los trabajadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Conservas de Vegetales Santiago han sabido sortear, por su experiencia y sentido de pertenencia, los efectos de la tecnología obsoleta y también los causados por la naturaleza, ya que su materia prima es fruto de la tierra.

Baste mencionar el caso más reciente, el huracán Matthew en octubre del 2016, que aunque no azotó directamente a la provincia causó estragos en Baracoa, su principal abastecedora de coco.

Eso le hizo incumplir una de sus producciones tradicionales: el coco rallado en almíbar, del cual esta UEB es la única que lo elabora para el turismo en la Empresa Nacional de Conservas de Vegetales, llegando solo al 70 % de su compromiso.

Fue entonces cuando surgieron estrategias para suplir algunas entregas a ese mercado, como  fortalecer los surtidos a partir del tomate y está en la mira potenciar la frutabomba, que se cosecha durante los 12 meses, pues la recuperación del coco demorará.

Durante el pasado año los clientes de la red de mercados Ideal -moneda nacional-  en la ciudad de Santiago de Cuba tuvieron al alcance 14 nuevos renglones, entre esos el cocido de frijoles colorado y negro, de garbanzos, salsa china criolla y arroz con pollo a la chorrera, igualmente, el dulce de mango  bizcochuelo en almíbar, la fabada criolla, el flan de leche y la mantequilla, por citar algunos, todos envasados.

Muchos fueron desarrollados de conjunto con otras empresas de la industria alimentaria en la provincia en formatos pequeños, que son el “fuerte” de esta UEB.

En los establecimientos La Santiaguera y Caney nadie se cruza de brazos a esperar que caigan las cosas del cielo por caprichos de la naturaleza, ni siquiera el agua, enfrentando Santiago de Cuba una  de las sequías más severas de los últimos años.

Mirando con optimismo el 2017

 

Francisco Mauri Figueredo, director de la UEB, anda siempre buscando alternativas y ese espíritu lo ha impregnado a dirigentes, técnicos y obreros. “Este año, el plan es similar al precedente, superior a los 15 000 000 de pesos y las 2 500 toneladas de productos, ya que a pesar de las carencias materiales no podemos retroceder, pues se trata de alimentos para el pueblo.

“Si en el 2016 fuimos capaces de cumplir los planes de producción mercantil y física al 128  % y 145 %, respectivamente, por qué no asimilar el mismo programa en el actual, cuando se vaticina una buena cosecha de mango.

“Podemos potenciar los jugos naturales en diferentes formatos, a pesar de la crítica situación con los envases y aunque el uso de las botellas de cerveza es un paliativo, hay déficit de chapas”, apuntó.

“También están en preparación otros cuatro renglones, el jugo de tomate con sabor picante, la salsa para mariscos, el flan de calabaza y la pasta para bocaditos.

“En cuanto al turismo, merece mención aparte. El pasado año entregamos 369 toneladas de un plan de 547, por situaciones antes explicadas y pretendemos mantener esta última cifra.

 “Aunque somos los líderes de las tajadas de mango bizcochuelo en almíbar, que se destina al turismo, no podemos centrarnos solo en esa variedad.

“Igualmente hay que reevaluar los volúmenes de conservas de tomate y frutas para lograr más e incorporar los trozos de frutabomba y los cascos de guayaba y de toronja, para lo cual se requieren equipos.

“Si nos referimos a las máquinas y accesorios que nos hacen falta la lista es larga, con envases, tapas y para el proceso de sellado.

“De momento, la tecnología para la molida del mango recibe un mantenimiento con vistas al inicio de la cosecha en abril, que está a las puertas y demanda 100 000 envases.

“Imposible dejar de reconocer el decisivo aporte de los innovadores y racionalizadores y del Fórum de Ciencia y Técnica para mantener el equipamiento funcionando y dar solución a roturas y otros problemas que puedan surgir”, precisó finalmente Mauri Figueredo.

Hacia las producciones para el sector del ocio están dirigidas las miradas para poder reanimar la industria que, como se conoce, su obsolescencia constituye un problema en todo el país.

Sus trabajadores se crecen y buscan mayor volumen, calidad y variedad por su tradición en la industria conservera.

Las dificultades tecnológicas y materiales y los embates de la naturaleza, si bien dificultan su mejor gestión, les imponen retos que van sorteando.

Por eso su carpeta de negocios, en general, ya va por casi 200 renglones, en la necesaria diversificación que demanda la economía cubana.  (ACN)

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