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Sí mueve molinos

La empresa surgió en noviembre de 1976, al dividirse en dos el grupo de proyectos del entonces Comité Estatal de Colaboración Económica (CECE)


Miércoles 23 de Noviembre de 2016 | 01:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

Dice una vieja frase, acuñada por el tiempo, que “agua pasada no mueve molinos”.  A la luz de hoy, tal vez valdría la pena repensarla. De mantener esa idea preconcebida tal y como está, ¿dónde quedarían entonces la tradición, los años de experiencia, la experticia,  la sucesión de generaciones que ha garantizado la continuidad?

Tomemos un ejemplo concreto: la empresa de proyectos EPROYIV, que este noviembre celebra su aniversario 40.

Surgió el 26 noviembre de 1976, tras la división del grupo de proyectos del entonces Comité Estatal de Colaboración Económica (CECE), que dio vida a dos empresas de diseño e ingeniería: EPROB y EPROYIV.

Con 40 años proyectando para Cuba y otras naciones, tiene el privilegio de tener entre su personal a varios fundadores. Su memoria viva alimenta el sentido de pertenencia. Para quienes llegan frescos de la universidad, es bueno saber que todo comenzó cuando los proyectos se hacían a mano, en mesas de diseño y con reglas de T, cuando los cálculos eran manuales y los rollos de planos se acumulaban en las esquinas. Y aun así, las construcciones tenían que respetar normas y calidad, debían reunir también estética y funcionalidad.

EPROYIV está dividida en varias direcciones: negocios, asesoría técnica y diseño -donde están los proyectistas-, capital humano y gestión empresarial, que agrupa todos los sistemas de calidad, medio ambiente, seguridad y salud en el trabajo y capital  humano.

En la empresa laboran unos 117 profesionales, 75 técnicos medio, y el resto oscila entre 9no. y 12mo. grados. La Dirección de Asesoría Técnica y Diseño abarca  dos talleres de producción mixtos, que  incluyen arquitectura  y especialidades de la ingeniería -eléctricos, hidráulicos, civiles, energéticos, en clima y ventilación, automáticos, telecomunicadores, tecnólogos, topógrafos-, diseñadores industriales y presupuestistas. En uno de ellos, hay un equipo de diseño  gráfico y de interiores

Para su directora general y fundadora Marta Acosta Fernández, si algo caracteriza a EPROYIV es el capital humano, un equipo de 217 trabajadores, entre productivos y no productivos. “Aunque acaben de llegar a la empresa, en uno o dos años, adquieren un sentido de pertenencia alto”.

A la experiencia y profesionalidad del personal se suma la búsqueda de la excelencia en la gestión. “Tenemos todos los sistemas certificados e integrados. Comenzamos el proceso en 2004 con calidad, y hemos ido incluyendo al resto, y esperamos, en septiembre, la auditoria de certificación por la norma ISO 50001 de eficiencia energética. Estamos certificados en calidad y medio ambiente por la Oficina Nacional de Normalización (ONN) y el Buró Veritas”, indica Acosta Fernández.

Aquellas aguas

La lista de realizaciones llena varias cuartillas, con obras de trascendencia social y política. “Participamos en el programa de la batalla de ideas, en la Tribuna Antiimperialista, a pie de obra desde principio a fin, y el Monte de las Banderas, junto a modificaciones, ampliaciones y reparaciones de escuelas, círculos infantiles, hospitales (oncológico, Frank País, Julio Díaz)”, enumera.

Centros del polo científico de La Habana, hoteles como el Parque Central y el Bella Costa, instalaciones de la salud y la educación, tiendas y mercados, la industria alimentaria y de materiales de construcción, han sido una constante entre las obras asumidas por ERPOYIV.

Los clientes de EPROYIV provienen de toda La Habana y de Cuba. “Seguimos incidiendo en hospitales, cuyas reparaciones son procesos continuos”, explica el ingeniero eléctrico Arturo Fernández Estupiñán,  director de Negocios. 

Ha participado en los principales programas del país,  desde el desarrollo de la industria de materiales de la construcción -pedreras y plantas de carpinterías de aluminio-,  hasta  el surgimiento y evolución de otros de vital importancia para la economía nacional: la industria biofarmacéutica, la biotecnología y el turismo, apunta su directora general y fundadora Marta Acosta Fernández.

Presente y futuro

Las cuatro décadas no significan haber dejado atrás la juventud. Las diferentes etapas la  han llevado a renovarse ante cada nuevo giro, pero sin perder las esencias.

En la agenda están la red de establecimientos comerciales del grupo Cimex en Mayabeque, las ampliaciones en las praderas africana y cubana y el aviario del Zoológico Nacional.  En camino están los proyectos para el complejo de golf Bello Monte, así como hoteles de Miramar, empezando por el centro de 3ra. y 70 -que abarcará hotel, inmobiliaria y comercios-, dentro de un programa de desarrollo para la capital que persigue alcanzar un total de 20 000 habitaciones en 2032.

EPROYIV trabaja hoy en las ampliaciones de la biblioteca y el Aula Magna del Instituto Politécnico José Antonio Echeverría (Ipsjae), del hospital Cira García y del centro de salud Las Praderas.

En el sector del deporte asumen los proyectos de reparación de los estadios Latinoamericano; 26 de Julio, en Artemisa; de La Polar; el Cerro Pelado; el Parque Martí, ampliaciones y reparaciones de la Escuela de Voleibol, el terreno de hockey sobre césped y la Escuela Nacional de Tiro.

Sus diseños benefician a instituciones de cultura, entre ellos el teatro Karl Marx, con la remodelación de las cabinas de transmisión y sonido,  así como la Industria de Instrumentos Musicales, mientras que para el Ministerio de la Construcción proyectan la remodelación de la planta de mantas asfálticas del Cano; la fábrica de cal, de Artemisa;  y  la de cerámica blanca, de San José, entre otras.

Seguir moviendo molinos

“Hoy continuamos haciendo todo tipo de proyectos, con el concepto fundacional de ser una empresa completa, que parte desde la topografía hasta la culminación del diseño de interiores, con equipos especializados”, sostiene.

“Nuestra visión es convertirnos en una empresa de clase mundial y hacia allí estamos enrumbados, mediante la capacitación, la atención y satisfacción del cliente, el desarrollo de las tecnologías de la informática, y el trabajo profesional día a día”,  dice Acosta.

Cuando por agua pasada se entiende tradición, experiencia, conocimientos, compromiso e historias que alimentan el sentido de pertenencia, entonces sí mueve molinos.

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