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25 de Abril  2024 

Implementa Cuba proyectos para la seguridad alimentaria

Especialistas cubanos implementan cinco proyectos para el manejo sostenible de los ecosistemas y los recursos naturales. Destaca el PNUMA la labor de la Isla en esa materia


Viernes 15 de Mayo de 2015 | 12:00:00 AM 

Autor

Ledys Camacho Casado

La estrategia de Cuba para enfrentar la sequía y la desertificación recibió el reconocimiento del representante de la oficina del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) en América Latina y el Caribe, Robert Erath, quien aseveró que en esa esfera, el plan de acción de esta isla antillana es un ejemplo para toda la región y en general para el mundo.

Aunque en materia de sostenibilidad el camino por recorrer es largo,  el funcionario afirmó que el hecho de haber implementado un Programa de Asociación de País es algo ejemplar a nivel global pues son muy pocas las naciones que han logrado dar ese paso e integrar a tantas instituciones y organismos en esta actividad ejemplar, consecuente con el manejo racional de los recursos naturales.

Al exaltar los éxitos en función del desarrollo sostenible en lo social, económico y ambiental, Erath valoró de muy significativa la labor de Cuba a partir de su compromiso con la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la desertificación y la sequía, que en ese ámbito convierte su plan de acción en un programa que incluye varios proyectos enfocados a la sustentabilidad de los recursos naturales: suelos, agua y bosque, entre otros.

En un taller sobre el tema, realizado la semana última en el Hotel Comodoro de La Habana, el representante de la oficina regional del Pnuma insistió en el apoyo del gobierno cubano con un grupo importante de inversiones e instituciones en esta esfera, más el aporte del GEF -Fondo Mundial para el Medio Ambiente-, en los esfuerzos por alcanzar una gestión sostenible de los recursos y generar herramientas para tomar mejores decisiones a nivel territorial.

Destacó lo positivo de que se integren también el sector productivo y empresarial, representado en las  autoridades y directivos de ramas como la agricultura, el azúcar, hidráulica, energética, más diferentes institutos y centros asociados a estos organismos.

"Cuba es un referente por las acciones que toma y, por supuesto, hay mucho trabajo por hacer aún pues, por ejemplo, subsisten áreas con problemas por la sobreexplotación de recursos como el agua destinada a la agricultura, lo cual  ha generado problemas biofísicos como son la compactación del suelo por el uso de la maquinaria, digamos en la caña de azúcar, y otros males como la salinización o la intrusión de agua marina en acuíferos", subrayó Erath.

Estos proyectos implican acciones muy bien coordinadas entre una serie de actores, tanto a nivel nacional, provincial como local, e institucionalmente, que preparan condiciones para tener resultados muy favorables en lo referido a renovar la cuantificación de los recursos hídricos, para luego hacer planes más objetivos sobre el manejo, el uso y la explotación del agua que regulen tanto su calidad como cantidad, y poder tener el sustento necesario para una producción agrícola, ganadera y forestal sustentable, vital en la garantía de la seguridad alimentaria.

"Es parte del plan gestionar los recursos naturales con un enfoque territorial para enfrentar los graves efectos de la sequía, porque es verdad que no podemos hacer que llueva más o menos pero sí podemos asegurar que teniendo zonas boscosas mejor conservadas, renovando el recurso bosque, se pueda tener una mayor captación de agua y un mejor balance hídrico, al contar con más recursos para su manejo a lo largo de un período seco", puntualizó.

El experto se refirió además a la importancia de promover conciencia en las nueva generaciones de que los recursos naturales son renovables pero limitados, y para ello desde edades tempranas los programas de educación  deben incluir el tema en los diseños curriculares, pues se debe reconocer a los ecosistemas como la base del sustento, y aprender con sentido de pertenencia a mantenerlos, valorarlos y no permitir que se desperdicien.

En cuanto a los proyectos en que se involucra el Fondo de Medio Ambiente Mundial y otras iniciativas relacionadas, Erath señaló que no son pocos los desafíos en una región como Latinoamérica y el Caribe, con climas, topografías y ecosistemas tan disímiles, como los Andes y la Amazonía.

Indicó que, no obstante, se tienen en común los propósitos de conservación y  producción sostenible, la conjugación de la necesidad del uso racional de los recursos naturales y el desarrollo, teniendo en cuenta la dimensión social, económica y ambiental, si realmente se quiere un modelo en pos del progreso.

Cinco proyectos y un Programa País

El Programa de Asociación de País en apoyo a la estrategia nacional de lucha contra la desertificación y la sequía, es parte de un proyecto internacional con financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Amiente, el cual es implementado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) y el Pnuma, y ejecutado por el Citma -Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente- y la Agencia de Medio Ambiente (AMA).

Los especialistas cubanos diseñaron un grupo de cinco proyectos enfocados en el manejo sostenible de los ecosistemas y los recursos naturales como los suelos, el agua y los bosques, de los cuales ya se concluye el primero y ahora recién comienza el segundo.

"El Programa de Asociación de País sobre manejo sostenible de tierras, que se implementa en Cuba desde 2008, busca reducir la degradación de los suelos con el fin de alcanzar un desarrollo sostenible y el incremento de la seguridad alimentaria", confirmó el ingeniero Delbby García Capote, quien dirige esa iniciativa a nivel nacional.

El primer proyecto asociado al suelo involucró a las zonas de Pinar del Río  y Guantánamo, es decir los dos extremos del archipiélago cubano y ahora empiezan a integrar lo referente a recursos hídricos y se añaden otros sitios como la cuenca del Río Cauto y la llanura Habana- Matanzas.

En el primero de los proyectos el hilo conductor fue el tema de los ecosistemas severamente degradados, en específico los suelos, con el objetivo de propiciar el fortalecimiento de capacidades institucionales, del marco regulatorio y legal, así como validar los modelos de manejo sostenible a nivel local en áreas de intervención del sur de Pinar del Río y Guantánamo.

Los resultados de este forman parte de la línea base del proyecto dos, esencialmente destinado a la gestión del recurso hídrico en función del empleo sustentable de tierras, al considerar la integración de los ecosistemas y de todos los elementos: los naturales, los económicos, los financieros.

Apuntó García que se proponen con ello armonizar el concepto de manejo sostenible de territorios y de ecosistema productivo, para que concuerden con las particularidades de cada zona a partir de ese modelo integral de gestión de recursos.

Señaló que las principales áreas de intervención en el proyecto de manejo integral de los hídricos están en la llanura sur de la provincia de Pinar del Río, la costa sureña de Guantánamo, la llanura Habana-Matanzas y la Cuenca del río Cauto, sitios con preocupantes problemas de degradación de suelos y ecosistemas.

Esa última región, situada en el oriente de Cuba, presenta uno de los ecosistemas más importantes del país, según explicó el ingeniero agrónomo Félix González, especialista de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en ese territorio.

La zona presenta un clima variable y semicontinental, de elevadas temperaturas y evaporación, con una alta influencia en las plantaciones agrícolas que abarcan 40 % de la siembra de arroz nacional y altas producciones de caña de azúcar, además de cultivos varios y ganadería.

También se incluye a la llanura Habana-Matanzas, una región situada en la costa suroccidental del país, altamente agrícola y productora de granos, viandas y hortaliza, que por ser una zona baja, está amenazada por la intrusión salina en sus aguas.

El director del Programa de Asociación de País abundó en los proyectos restantes: el tercero, por ejemplo, debe centrarse en la rama ganadera y forestal y, se le incorpora el mecanismo financiero sostenible, que si bien se ha tenido en cuenta hasta ahora, tomaría en esa fase mayor protagonismo.

El cuarto consiste en validar los modelos anteriores a una escala mayor, es decir como paisaje integrado y el quinto es programático, dirigido al control, monitoreo y evaluación del resto de los proyectos, fruto de la interrelación y colaboración de asociaciones nacionales y alianzas estratégicas de las instituciones en función de reducir los procesos de degradación de la tierra.

Este constituye un grave problema que no atañe solo a la agricultura por sus niveles de rendimiento, sino al resto de las entidades vinculadas a recursos hidráulicos, geológicos, de ordenamiento territorial y planificación física, institutos de ciencia y tecnología, empresas locales, y demás entes socioeconómicos, comprometidos todos con lograr mayor sostenibilidad social con plena garantía de la seguridad y soberanía alimentarias.

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