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Construcción e Industria azucarera: Sin romper el molde

En los últimos años esa industria ha desarrollado y aplicado nuevos materiales, entre ellos derivados de la industria azucarera como la cera de caña


Viernes 13 de Marzo de 2015 | 12:00:00 AM 

Autor

Melbys Nicola

La innovación constante dentro de una industria como la construcción resulta esencial para el devenir estructural y arquitectónico de un país. Nuevas tecnologías, procesos más funcionales, adaptaciones y otros elementos que impulsen el trabajo constructivo, optimicen sus resultados y a la vez protejan la fuerza laboral hacen la diferencia entre una sociedad industrializada o no.

En muchos sentidos Cuba ha ido en los últimos años a la conquista de un estadio superior si a desarrollo y aplicación de nuevos materiales se refiere. Sin embargo, mucho potencial aún coexiste en los centros de investigación vinculados al sector, prestos a un impulso definitivo.

Este es el caso de los estudios que el Centro Técnico para el Desarrollo de los Materiales de la Construcción del Ministerio de la Construcción (CTDMC) ha venido desarrollando en relación con los hormigones y aquellos productos vinculados al manejo y moldeo de las mezclas.  

Según los entendidos, la propuesta de la entidad de emplear derivados de la industria azucarera como la cera de caña dentro del rubro podría aportar muchos beneficios al país, prácticos y económicos.

De modo más específico, David Gayoso, especialista del CDMC, explica que uno de los componentes esenciales, en el trabajo con el hormigón, es el desmoldante o desencofrante, entendido como aquel agente que a partir de una total reducción de la adherencia entre las respectivas superficies, facilita  la separación de la mezcla con respecto a su molde o encofre una vez obtenido el endurecimiento.

“Dos son las formas de llevar a cabo este proceso: mediante el retiro del encofre una vez fraguada in situ la pieza en cuestión, o de lo contrario el izaje mecanizado del hormigón fundido dejando en el suelo su matriz.

“Este último es el caso de las plantas de prefabricado para losas huecas (Spiroll), losas doble T, losas canales y demás elementos de los sistemas constructivos.

“Debe incorporarse un desmoldante que permita la disociación sin dañar las áreas o dificultar el endurecimiento de la pasta de cemento y con ello provocar oquedades que atenten contra la calidad. Sin embargo, no siempre se cuenta con el desencofrante óptimo, ni con los recursos económicos necesarios para financiar su costosa adquisición.”

Es justamente aquí que toma preponderancia la investigación liderada por Centro de Desarrollo de conjunto con el Instituto Cubano para la Investigación de los Derivados de la Caña de Azúcar (Icidca).

Según los expertos "en general, los agentes desmoldantes se agrupaban según su naturaleza en aceites puros de origen mineral, los químicamente activos y las emulsiones de cera.

“Mientras los primeros pueden presentar inconvenientes como el contenido de compuestos volátiles y tóxicos para la salud de los operarios y el medioambiente o  el escurrimiento por planos inclinados o verticales de los encofres, las ceras vegetales son estables en suspensión, se secan completamente y presentan una elevada resistencia  al descuelgue y a las acciones de intemperie, además de rectificar las superficies evitando una porosidad no deseada".

Sin embargo, en el caso de Cuba las múltiples prestaciones que puede ofrecer la cera de caña en este sentido han sido insuficientemente explotadas, privilegiando otros sistemas que, si bien tienen elevado rendimiento son mucho más costosos y presentan desventajas como las antes enunciadas.

A propósito subraya David Gayoso: "El desmoldante base cera o ceramold, producido de forma experimental en nuestro país con resultados técnico-económicos muy satisfactorios, es un agente idóneo, técnicamente menos costoso, de fabricación nacional, y de probada capacidad para sustituir importaciones.”

De cara a un avance tecnológico

De modo específico, el ceramold es un producto logrado a partir de los  estudios comenzados por iniciativa del arquitecto Enrique De Joung en la década de los 80.

Las primeras pruebas estaban enfocadas hacia nuevas formulaciones que permitieran el uso industrial de la cera  cruda de cachaza acumulada en los almacenes de los centrales azucareros y ya cuenta con importantes avances.

Al respecto, Gayoso abunda: “Debido a que dicho derivado de la caña podía sustituir con gran éxito las ceras duras vegetales importadas, se comenzaron las investigaciones. No obstante, en la rama de la construcción  las  pruebas para su empleo como desencofrante en los elementos prefabricados de hormigón son ya reales.

El interés fundamental estaba provocado por las desventajas de los desmoldantes con base de aceite mineral en la producción de elementos fundidos contra matrices que, por su diseño, requerían de un desmolde de elevadas prestaciones, entre estas poder refundir hormigón aun con residuos en el molde, sin atentar contra la buena terminación y calidad de los elementos".

Según la literatura, un buen agente desmoldante debe caracterizarse por propiciar el endurecimiento de la superficie del mortero y, por tanto, evitar la formación de oquedades por falso fraguado.

Los desencofrantes han de privilegiar efectividad y estética mientras protegen el molde y permiten su utilización en obra la mayor cantidad de veces posible. Además, han de contar con probada resistencia al descuelgue o escurrimiento por los planos inclinados del molde, una adecuada  permanencia y protección del producto ante la intemperie, ser monocomponente, de fácil aplicación, no tóxico y amistoso con el medio ambiente.

Muchas de estas cotizadas características fueron encontradas en el ceramold. De acuerdo con el mencionado investigador del CDMC "los buenos resultados se comprobaron en una evaluación del desmolde de 800 losas doble T tipo L-1-1 del sistema constructivo Sandino en la planta de prefabricado del Wajay.

El empleo de aquella primera formulación fue el antecedente directo de los recientes estudios de actualización y optimización iniciados en 2003. Las pruebas de escala industrial en la empresa constructora del Ministerio de las Fuerzas Armadas  Revolucionarias (Minfar) y la planta José Martí de Boyeros, en La Habana continuaron el camino. Ya en la Luis Ramírez López de las Villas tuvo lugar la producción de diversos elementos prefabricados de viviendas como las losas doble T, media T y una tipo gran canal de 40 metros cuadrados con gran superficie de contacto hormigón-molde producidas para la edificación de hospitales, viviendas y escuelas.

“De forma práctica el empleo del ceramold le permitió a dicha entidad incrementar las ganancias 10% y, para un volumen de 997 metros cúbicos de hormigón que demandó 5 000 litros de desencofrante, hubo un ahorro total de 27 959,00 moneda total.

Comparativamente, el desmoldante de importación tuvo un costo de 3,82 CUC el litro y el ceramold 1,38 CUC, siendo su valor dos veces menor al extranjero. Se evidencia así el considerable ahorro que genera este producto nacional y renovable por ser una materia prima que se obtiene con cada zafra recalca.

Coinciden los especialistas en que, de implementarse y extenderse su uso,  la aplicación en la industria hormigonera de la cera de caña aportaría considerables ingresos desde el punto de vista económico gracias a la sustitución de importaciones que genera, tanto por reducir la compra de otros agentes, como en la protección y reutilización de los encofres.

Se suma una rápida rotación de los moldes, lo que permite ahorro de tiempo en la producción y mejor terminación superficial de todos los elementos prefabricados. La accesibilidad de sus posibles precios, rango tan abarcador y de grandes potencialidades, sobre todo, dentro del emergente sector cooperativo lo cual es otro de los aspectos a destacar.

Y concluye el experto: "La cera de cachaza tiene además otras siete aplicaciones en la construcción ya estudiadas por nuestro Centro que se encuentran en la fase del escalado industrial.

Resulta esencial retomar su obtención y producción en las entidades fabriles de cara a una demanda real del sector a nivel nacional. El mecanismo definitivo para su  producción y comercialización está todavía en trámites y con ello una rama industrial llena de posibilidades por explotar".

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