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Una Villa productiva y exótica

Diversificar las producciones aprovechando al máximo los recursos locales constituyen prioridades para la joven provincia, que atesora —además— la diversidad más completa de frutales existente en el país. La CPA Héroes de Yaguajay, del municipio de Alquízar, es la ecuación perfecta para el modelo agrícola que se pretende


Jueves 24 de Julio de 2014 | 12:00:00 AM 

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Producir cada vez más y mejor, con eficiencia y respondiendo al compromiso con los programas productivos, es la premisa fundamental de los agricultores artemiseños, enfrascados en el noble propósito de hacer producir cada hectárea de tierra; máxime cuando este territorio constituye la principal fuente de abasto para el occidente del país y cuando urgen sacrificios mayores para disminuir la dependencia de los bienes y servicios importados.

Tradicionalmente a la Villa Roja se le conoce por sus valiosas contribuciones a la economía, y en buena medida gracias a su incuestionable desarrollo agrícola, porque es una región muy fértil codiciada por muchos y que, según otros, no ha disminuido su imbatible producción de viandas, tabaco, cultivos varios y un sinfín de renglones estratégicos que cada día aumentan en variedad y van ganando espacio en las parcelas de campesinos, productores y cooperativas.

La Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Héroes de Yaguajay, en la planicie roja y ferralítica de Alquízar, es reacia a la pereza y la improductividad, y sin prisas -pero sin pausas- va plantando alternativas y desde el surco responder, a mediano plazo, a las políticas gubernamentales encaminadas a lograr la seguridad alimentaria.

Afirma su presidente, Alfredo Acosta Rodríguez, que 30 años produciendo para el pueblo es una proeza cuando varios factores atentan contra la producción en el campo, algunos ajenos a la mano del hombre, otros relacionados con los mecanismos de comercialización. Pero a pesar de ello, la Héroes de Yaguajay camina sobre el borde de la eficiencia, lo que la hace rentable debido en gran parte al dinamismo productivo que hoy exhiben sus terrenos.

Paradigma de lo que se pretende lograr con las cooperativas agrícolas de su tipo a lo largo y ancho del territorio nacional, esta entidad divide sus 400 hectáreas en lotes destinados a viandas, hortalizas, tabaco, frutales y crianza animal; una estrategia bien concebida que le permite entregar anualmente alrededor de 7 000 toneladas de cultivos varios de las cuales 80 % están contratadas por diferentes polos como las empresas de semillas, las de tabaco y los mercados de la capital. Por este concepto se prevé que los niveles de ingreso al cierre de este año superen la cifra de 19 millones de pesos.

Señala Augusto Quesada Morales, económico de la CPA, que hasta la fecha se sobrecumple el plan de contratación para el presente año, pues de 2 983 toneladas pactadas se han producido 3 861, o sea,  878 toneladas por encima de lo previsto, que han estado respaldadas por todo el sistema de riego tecnificado con que cuenta la cooperativa. Asimismo, la eficiencia productiva de varios renglones bajo sistema de tapado hicieron posible cumplir los compromisos con la industria turística: 10 casas de tapado que aportan en cada cosecha más de cinco toneladas por cultivo cada una, fundamentalmente destinadas a la siembra de tomate, pepino y ají pimiento.

Según el presidente de la CPA, la zafra de papa también ha constituido talón de Aquiles para la Héroes de Yaguajay. “A pesar de las dificultades que existieron en la pasada campaña respecto a la disminución de las áreas y por los factores relacionados con el clima,  2014 fue un gran año en la cosecha del tubérculo, pues se alcanzó un promedio de 30 toneladas por hectárea, que significó alrededor de 14 000 quintales, y todo debido a la correcta aplicación de la ciencia y la técnica y el acortamiento de los ciclos de riego”, resaltó.

Muy a tono con los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido, la cooperativa asegura el cumplimiento de los programas de producción de granos para contribuir con la reducción gradual de las importaciones de estos. Paulatinamente, y para cumplir con esta tarea  catalogada como de seguridad nacional, esta entidad agropecuaria viene dando pasos sólidos en materia de investigación en cultivos como el maíz; “debido a la depauperación de la calidad de la semilla que plantábamos, ahora estamos enfrascados en la recuperación de varias líneas híbridas y ya para 2015 prevemos contar con toda la semilla de óptima calidad.

Hasta la fecha tenemos totalmente recuperada seis líneas que nos permiten alcanzar mayores rendimientos por hectáreas, a partir de contar con una semilla certificada y de excelencia”, aseguró Acosta Rodríguez.

Apuesta futura

La ganadería se perfila como la apuesta del futuro para la CPA, pues asegura su presidente que seguir trabajando tanto con el ganado mayor como con el menor forma parte de la expansión de los renglones productivos del centro. A esta actividad están destinadas 67 hectáreas de tierra, 50 para garantizar la totalidad de los alimentos frescos -pastos y forrajes- que se requieren para nutrir el ganado y 17 que brindan cobija a los más de 600 ejemplares en ceba de forma estabulada, entre bufalinos y vacunos de diferentes linajes, que posibilitan cada año entregar a la industria cerca de 150 toneladas de carne y 72 000 litros de leche; además de contar con 30 reproductoras porcinas que cierran el ciclo de entregas con un plan anual de 20 toneladas de carne de cerdo.

El dinamismo se percibe desde cualquier área, tanto en el surco que espera la semilla como en cualquier parcela de condimentos y hortalizas en pleno apogeo de maduración.  Abel Rodríguez Blanco, especialista del lote de los frutales, asegura que el fomento de estos constituye prioridad en la agenda productiva, pues las 40 hectáreas destinadas para su cultivo permiten recolectar cada año entre 50 y 60 toneladas de cuatro variedades permanentes: guayaba, mango, fruta bomba y aguacate y otros no tan extendidos como el melocotón y el mamey. “Para cumplir con la repoblación gradual de las plantaciones y garantizar la reserva, la cooperativa mantiene un vivero con más de 3 000 posturas injertadas que junto al sistema de policultivo –asociando distintas variedades- dan vida a este proyecto de desarrollo de gran trascendencia para la economía de la Isla”, aseveró.

Si bien se obtienen jugosas ganancias, existen también limitaciones que impiden aumentar los niveles productivos. Alfredo señala que hoy cuentan con la capacidad de producir más de 9 000 toneladas, pero la llegada tardía del paquete tecnológico a la cooperativa empantanan casi siempre algunas cosechas de varios renglones estratégicos, como por ejemplo el frijol y el maíz que son los más vulnerables; además, el sistema de comercialización que hoy se implementa en la provincia entorpece la labor del campo y los compromisos de entrega, así como también la falta de estimulación que persiste con la súperproducción de los surcos, situación que contrarresta la productividad y estimula la especulación de los precios, siendo el ciudadano común el más perjudicado.

Por otro lado, los 260 cooperativistas asociados observan una labor encomiable en cada segmento de tierra que les corresponde mantener en producción y es que ganar hasta 93 pesos diarios o alrededor de 2 400 mensuales es un estímulo que prohíbe poner peros ante los quehaceres habituales.  

Aportar progresivamente a la balanza de pagos del país, para dejar de ser importadores de alimentos y disminuir la dependencia de financiamiento en el sector agropecuario, es un mandamiento sagrado si se quiere reactivación económica nacional a mediano y largo plazos, y los artemiseños conocen de primera mano que el incremento de los resultados económicos en la producción de viandas, carnes, hortalizas, granos, leche y otros renglones aún no cubre la demanda de todos los consumidores, es por ello que trabajan rigurosamente para elevar la calidad y variedad de las producciones, pero sobre todo para garantizar el plato en la mesa a los cubanos.

Frutas concentradas en la Villa Roja

En torno a los frutales se han condensado grandes proyectos que servirán como puntales a la economía cubana, es por ello que la estrategia gubernamental de producción frutícola está dirigida a aumentar y variar las ofertas frescas a la población, asegurar el suministro estable a la industria, satisfacer las demandas del turismo, sustituir importaciones de pulpas para compotas y dulces e incrementar las exportaciones en la medida de lo posible.

Para contribuir con esta política de desarrollo, Artemisa cuenta con vastas experiencias y no pocos resultados en la aplicación de la ciencia y la técnica en los campos. Y por si no bastara, cuenta en sus predios con una  unidad científico-tecnológica de base del Instituto de Investigaciones de Fruticultura Tropical, única de su tipo en el país.

Por lo tanto, “la generación de proyectos competitivos, nacionales e internacionales, la comercialización de los productos y servicios, pero sobre todo la vinculación directa con las ramas productivas es una cualidad esencial que distingue a esta unidad artemiseña”, asegura su directora, la máster en citricultura tropical Marta Rosa Hernández Zaldívar.

Con conocimiento de causa, respecto a la situación por la que atraviesan los frutales en Cuba y la imperiosa necesidad de rescatar las variedades exóticas, Marta Rosa y su grupo de investigadores tienen como misión mantener las colecciones en condiciones de campo de todas las especies que existen en el país, así como también cultivarlas en sus distintas formas.

“Dentro del programa de reanimación frutícola a nivel nacional nuestra unidad entrega la yema certificada de las especies requeridas por los productores en cada finca y desarrollamos y extendemos cultivos que hoy no se avistan en los campos como el canistel, el níspero, el caimito, la acerola; esta última es una fruta poco explotada, sin embargo, la estamos rescatando porque es de gran utilidad para las mini industrias por su marcado carácter jugoso”, asegura.

Destaca la Especialista que la estación desarrolla dos líneas fundamentales de investigación, una relacionada con el mejoramiento genético y otra con el sistema de certificación y propagación del material biológico. En ese sentido, subrayó que respecto al mejoramiento genético “hemos introducido un grupo de cultivares y patrones en los 48 años de fundada que tiene la estación, con el desarrollo de tecnologías para diferentes cultivos como el guayabo, el mango, la fresa, el melocotón y el maracuyá, y que han devenido aportes significativos relacionados con estudios moleculares y de biodiversidad aplicados a los frutales.”

Capacitar a productores y entidades estatales en lo referido al uso de tecnologías, manejo de plantaciones y propagación de cultivos también es tarea esencial de la estación científica artemiseña, que alberga la colección más completa de frutales en el país, experiencia que cumple con el proceso de sustitución de importaciones, pues según Hernández Zaldívar, además de diseñar tecnologías para extracción y procesamiento de pulpas, jaleas y caramelos, producen un nemátodo entomopatógeno que controla insectos.

Esta es una novedad que  disminuye la aplicación de agroquímicos en los cultivos de frutales y que se potencia hoy en la provincia en los cultivos varios y vegetales, posibilitando la disminución de la carga contaminante en las plantaciones del territorio y que a la vez constituye un servicio científico de altura en la fruticultura nacional y en todas sus modalidades, un aporte que conjuga ciencia con experiencia práctica y un colectivo de vanguardia que transita hacia un modelo científico más productivo.

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