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23 de Abril  2024 

Viable fábrica de transformadores en el oriente cubano

Reparan unos 950 de esos equipos por año en el taller de Manzanillo, acción que puede multiplicarse, con ahorro para la economía nacional y apertura de nuevas capacidades de empleo para jóvenes


Viernes 11 de Julio de 2014 | 12:00:00 AM 

Autor

Amado de la Rosa Labrada

Cuando en 1988 el ingeniero Ángel García Elíes y otros siete trabajadores de la Organización Eléctrica en Manzanillo, iniciaron el rescate de transformadores de distribución averiados para devolverlos a la vida útil, no imaginaron que a la vuelta de pocos años -por los resultados-, su taller devendría sostén vital de esa tarea en las provincias orientales.

En ese centro hoy se reparan como promedio anual entre 900 y 950 transformadores, gestión a la que sumaron más tarde la revisión  de medios de protección que usan trabajadores (linieros) en el país en circuitos eléctricos activados, entre estos varas aislantes y de operación, guantes especiales, elementos de carretilla en caliente de 110 kV y 33 kV y otros.

Sobre las circunstancias que motivaron el trascendente empeño, el especialista recuerda que en la región oriental no había en aquel tiempo una cultura sobre la reparación de tales equipos, los cuales se enviaban a arreglar a un taller en La Habana, mientras seguían dependiendo en mayor medida de que el país los importara a precios elevados.

"Al inicio, añade, dábamos solo mantenimiento, pero fuimos descubriendo sus secretos, aprendiendo, buscando documentos y normativas técnicas, hasta que nos atrevimos a repararlos para resolver necesidades locales, las que aumentaron en el Período Especial. Así avanzamos, enfrentando no pocas limitaciones y carencias, incluso tuvimos que crear nuestras propias máquinas herramientas y otros equipos".

Explicó que el esfuerzo se centra en el rescate de 50 % a 60 % de los componentes de tales dispositivos -su núcleo magnético, tanque y aisladores-, los cuales reciben mantenimiento, a la vez que se enrolla la bobina de cada unidad. Todas esas acciones se hacen bajo el más riguroso respeto a las normas técnicas establecidas, para lograr que alcancen la misma vida útil que cuando nuevos.

Hoy, en este taller, subordinado a la Fábrica de Transformadores Latinos, de la Empresa de Producciones Electromecánicas, del Ministerio de Energía y Minas, se reparan transformadores en la gama de 10 hasta 100 kVA, que se destinan a las Organizaciones Básicas Eléctricas (OBE) de Granma, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.

El transformador de distribución es un dispositivo electromagnético que permite aumentar o disminuir el voltaje y la intensidad de la corriente alterna de forma tal que su producto permanezca constante. Este equipo sostiene la entrega de energía eléctrica con calidad, evitando que se afecte el referido servicio por la distancia que pueda separar al centro generador del receptor final.

Ahorro a la economía

Según García Elíes, jefe de la entidad manzanillera, la recuperación  de tales medios cuesta aquí casi cuatro veces menos que los adquiridos en el mercado internacional, donde registran precios muy elevados -entre 1 500 y 1 800  dólares-, "con similar estándar de calidad a los nuestros, los que además suman a favor un año de garantía, aunque en ese orden también damos permanente seguimiento a cada producto entregado", precisó.

Durante la reparación, los transformadores pasan por 14 áreas de trabajo, incluido el proceso de secado de las bobinas después de su enrollado, tratamiento que realizan en un horno eléctrico creado por los propios trabajadores del taller. También ellos concibieron el laboratorio de prueba, donde someten a riguroso examen de calificación los dispositivos restaurados antes de entregarlos al cliente.

El especialista destacó que estos equipos salen con terminación total: pintados, sello de garantía, número de serie y logotipo que identifica a sus restauradores. "No obstante, expuso, son los técnicos de las OBE de las provincias donde entran en servicio, quienes finalmente corroboran la calidad de nuestros productos".

Permanente escuela

Desde su creación, el taller de Manzanillo se convirtió en aula adjunta de la Escuela Técnica Jesús Menéndez, de ese municipio granmense, donde estudiantes del perfil electroenergético realizan las prácticas docentes. Por tanto, no es casual que la mayoría de sus 21 trabajadores procedan de ese plantel.

También por sus áreas técnicas pasaron jóvenes venezolanos que vinieron a prepararse en Cuba en labores de mantenimiento, reparación y fabricación de esos dispositivos, quienes ya fundan una industria en su país. Con ellos compartieron experiencias y conocimientos veteranos y jóvenes del taller.

García Elíes resaltó la retención y alto sentido de pertenencia que prevalece en la fuerza laboral del centro, "motivados, dijo, por la constante capacitación y aprecio que tienen todos sobre el alcance de su desempeño, que redunda en una mayor retribución salarial para el colectivo".

Siempre prestos a incorporar cuantas acciones fabriles contribuyan al desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional, el especialista manzanillero y sus compañeros no pierden la expectativa de que "podamos convertir a nuestro taller, en la segunda fábrica cubana productora de transformadores destinados al oriente cubano", reflexionó.

Señaló que la apertura de esa posible nueva línea de ensamblaje -cuya gestión tendría alta integración de componentes logrados por otras industrias como la Fábrica de Transformadores Latinos, de La Habana-, aproximará esa producción a este extremo del país, y sobre todo, abrirá mayores capacidades de empleo para los jóvenes de  Manzanillo.

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