Viernes
19 de Abril  2024 

El cuentapropismo y su percepción social

De 2010-2012 un estudio en la capital detectó que ya en esa etapa, aún cuando la imagen del cuentapropista era más aceptada por los grupos socio-ocupacionales, había ciertos recelos, actitudes propias del tránsito de ese sector a figura legítima, en la cual se depositan expectativas de progreso


Jueves 17 de Abril de 2014 | 12:00:00 AM 

Autor

Lissett Izquierdo

Aunque en la década de los 90 el cuentapropismo  retornó a Cuba como una alternativa de empleo durante el llamado período especial, su existencia estuvo entonces marcada por estigmas y prejuicios que le confirieron el calificativo de mal necesario.

Con tal antecedente y a casi cuatro años de la revitalización de esa forma de gestión, ¿cómo la percibe la sociedad cubana? ¿Se ha experimentado una restructuración identitaria en este sector? ¿Qué percepción tiene de sí mismo el trabajador no estatal? ¿Qué características lo definen hoy?

A las anteriores interrogantes respondió a la Agencia Cubana de Noticias (AIN) Daybel Pañellas, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, quien ha encauzado diversas investigaciones que atañen a los emergentes actores económicos.

De 2010-2012 un estudio en la capital detectó que ya en esa etapa, aún cuando la imagen del cuentapropista era más aceptada por los grupos socio-ocupacionales, había ciertos recelos, actitudes propias del tránsito de ese sector a figura legítima, en la cual se depositan expectativas de progreso", comentó Pañellas.

"No obstante, -acotó- las indagaciones corroboran que cada vez más se perciben a esos trabajadores como útiles a la sociedad, pues proveen productos y servicios con mayor variedad y calidad".

 Disímiles estereotipos

Según la psicóloga, disímiles estereotipos se han instaurado, y otros se están modificando en torno a los privados.

"Por ejemplo, los consideran un grupo polar, donde los altos ingresos se relacionan con los taxistas, dueños de paladares… y, por otro lado, las bajas entradas, con el manisero y el vendedor ambulante", refirió.

La entrevistada argumentó que a los primeros, por lo general, los asocian con trabajadores relativamente jóvenes y adultos medios, y a los segundos, fundamentalmente con mujeres, quienes poseen poco éxito. De ahí que el prototipo hombre, blanco y de mediana edad sea el más generalizado.

Por otro lado, "en todos los grupos etarios ha resultado sintomático que la incorporación al cuentapropismo ya no solo se fundamente en los beneficios monetarios, sino que también sobresale la autonomía como otro factor influyente, es decir, la posibilidad de tomar decisiones propias, tener horario abierto y mayor independencia." 

"En cuanto a las razones subjetivas de permanencia en el empleo no estatal, sí existen diferencias dentro de los estratos generacionales, pues si bien los incentivos económicos los impulsa a todos, en el caso de las personas adultas entran básicamente porque quedaron disponibles o la pensión no es suficiente. Lo aprecian en su mayoría como un modo de sobrevivir", puntualizó.

"Con respecto a la motivación en los adultos medios y en los jóvenes, devienen elementos significativos el placer o gusto por el desarrollo de este tipo de labor y el hecho de situarse en una condición de bienestar económico, y en ese sentido, existe plena conciencia de que ingresar a ese sector supone obtener mejoras a nivel individual y familiar", resaltó la experta.

¿Expectativas?

Subrayó que en términos de expectativas resultan distantes las consideraciones de hombres y mujeres cuentapropistas, pues los primeros tienen una visión más operativa referente a la mejora de la actividad, en tanto, las féminas le otorgan relevancia a las redes sociales, por ejemplo, hacer relaciones públicas y colocar el negocio en la web.

"Un aspecto emergente consiste en la percepción de que para ser empleado y empleador se necesitan diferentes competencias, pues el dueño debe ser inteligente, exigente, estar capacitado y saber controlar; por su parte, los contratados distinguirse por su disciplina, obediencia y responsabilidad", manifestó.

"Precisamente,- dijo Pañellas- la investigación que estamos realizando hoy en la Facultad intenta profundizar en esas relaciones de trabajo, pues los roles denotan un vínculo obvio de subordinación, lo cual se justifica ante la realidad de que el empleador invirtió más en el negocio".

Declaró que a partir de tal situación comienza a ganar relevancia, sobre todo para el cuentapropista empleado, la necesidad de afiliarse al sindicato como la organización que representa y defiende al trabajador.

A juicio de la entrevistada, "el desarrollo de acciones en pos del fortalecimiento de valores y principios, por los cuales siempre ha luchado la Revolución cubana, deviene ejercicio a potenciar ante la preeminencia en ese sector de la búsqueda de soluciones particulares por encima de las sociales".  

Comparte esta noticia