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Descubriendo otra planta maravilla

La jatropha curcas tiene amplias aplicaciones energéticas, medicinales y como regeneradora de suelos


Viernes 31 de Mayo de 2013 | 12:00:00 AM 

Autor

Eileen Sosin Martínez

Cuando parecería que la ciencia y la técnica apenas dejan secreto por conocer o hallazgo del que sorprenderse, cultivos como la moringa y el nim asombran con sus múltiples propiedades y usos. La jatropha curcas, también llamada Piñón botija, se suma a estas plantas mágicas con un potencial estratégico: el aceite extraído de sus semillas se emplea para obtener biocombustible.

También cuenta con aplicaciones en la industria farmacéutica y cosmética, y contribuye a mejorar suelos erosionados. Por si fuera poco, tiene excelentes capacidades de adaptación, de manera que crece en zonas poco fértiles y de baja humedad.

Gran parte de los estudios y estrategias de explotación de la jatropha en Cuba se llevan a cabo en el Centro de Aplicadas Tecnológicas para el Desarrollo Sostenible (Catedes), de Guantánamo. El ingeniero José Sotolongo, director de esa institución, conversó con OPCIONES sobre el aprovechamiento y las proyecciones de la jatropha en el país.

En producción

La primera fábrica cubana para obtener biodiesel a partir de ese cultivo funciona desde julio pasado en el poblado de Paraguay, en Guantánamo, la provincia más oriental de la Isla. De esta forma se materializaron más de 10 años de investigaciones y proyectos de menor envergadura.

"La puesta en marcha demuestra que la explotación de la jatropha, con carácter local y a pequeña escala, puede ser una vía muy importante para continuar desarrollando el Programa Nacional de Fuentes Renovables de Energía, y así mitigar la dependencia respecto a los combustibles fósiles", afirmó Sotolongo.

La explotación del piñón y su procesamiento industrial traen consigo notables beneficios. Las planta ciones pueden intercalarse con 30 tipos de cultivos comestibles, como yuca, tomate, boniato y maíz. Además, propician un mejoramiento de los suelos, pues en invierno pierden todas sus hojas, las cuales actúan como fertilizante. Luego, aquí se combinan dos cuestiones prioritarias para el país: la producción de alimentos y el uso de energías renovables.

La jatropha crece en regiones erosionadas, semiáridas y subhúmedas, propias del trópico. A juicio del especialista, se trata de una especie "plástica", que sobrevive también en suelos salinos, arenosos y rocosos.

En Guantánamo, donde se registran altas temperaturas y valores pequeños de precipitaciones y humedad relativa, existen condiciones propicias para el desarrollo del Piñón botija. La zona semiárida de la provincia se extiende a lo largo de su costa Sur (desde la Punta de Maisí hasta los límites con Santiago de Cuba), y abarca 1 752 kilómetros cuadrados pertenecientes a siete de los 10 municipios guantanameros.

Todo ello indica que el arbusto no compite con terrenos destinados a la agricultura, aunque sí mejoraría su rendimiento en ambientes más favorables. Dadas sus características tóxicas, utilizarlo para obtener biodiesel tampoco amenaza la alimentación humana ni animal, como sucede con el maíz, la soya y el girasol.

El director de Catedes comentó que respecto a estas plantas oleaginosas y otras como la Palma africana y la higuereta, se observan indistintamente mejores rendimientos en cuanto a volúmenes de aceite obtenidos, niveles de oxidación y bajo costo de fabricación. A esto se suma el ser una especie perenne con alto largo de vida.

Como desventajas en relación con aquellos cultivos, el especialista señaló la cosecha manual, aún sin solución comercial para la mecanización, y un ciclo vegetativo de aproximadamente seis años para alcanzar su máxima productividad.

El funcionamiento de la planta industrial es resultado de un proyecto conjunto, iniciado en 2008, con la Estación experimental de pastos y forrajes Indio Hatuey, de Matanzas, y otras instituciones cubanas, más el apoyo de la Agencia Suiza de Cooperación al Desarrollo (Cosude).

Su implementación y el cultivo de la jatropha permiten generar nuevos empleos, enfrentar los efectos de la desertificación y la sequía, así como impulsar el avance de esta rama industrial y perfilar un modelo agroenergético sostenible.

"Una comunidad rural productora de este cultivo tiende potencialmente a autoabastecerse de biocombustible, y puede contribuir a solucionar cuestiones energéticas locales, usándolo para las cocinas, alumbrado y maquinarias, entre otros. También puede incrementar la producción de alimentos, y todo eso aumenta la calidad de vida", destacó Sotolongo.

A mediano y largo plazos, ejemplos como el anterior tributarían a diversificar la matriz energética nacional, disminuir las importaciones de petróleo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. También es posible recuperar suelos erosionados, extendiendo así la superficie forestal del país.

El investigador explicó que la fábrica tiene capacidad para producir 400 litros diarios de biodiesel, para lo cual debe procesar 1 430 kilogramos de semillas en cada jornada. Anualmente se producirían 105 600 litros, considerando 264 días de trabajo y 24 días de mantenimiento preventivo planificado.

La materia prima proviene de 90 hectáreas de Piñón botija sembradas en diferentes zonas de Guantánamo. Luego de cosechados, los frutos se secan al sol, entre uno y cuatro días, hasta alcanzar el porciento de humedad adecuado. Más tarde pasan a una máquina que separa la cáscara de las semillas.

De estas se obtiene el aceite, mediante una extractora a presión en frío, que deja como residuo la llamada torta, a partir de la cual se puede elaborar un abono orgánico muy rico en nutrientes, y también sirve para fabricar adhesivos y revestimientos. Las cáscaras pueden utilizarse como fertilizante y como combustible en calderas y cocinas. 

"El proceso se ha integrado en dos fases, para una mayor sostenibilidad y uso de todos los coproductos. Una, de beneficio, extracción y purificación del aceite, que constituye la principal materia prima. Aquí quedan como subproductos la cáscara y la torta. La otra corresponde a la producción de biodiesel, donde se obtiene además el glicerol, según dijo Sotolongo".

En México existen tipos no tóxicos de jatropha, los cuales permiten emplear con fines culinarios el aceite extraído, entre otros y la torta, para complementar y sustituir la harina de soya. Sin embargo, muchas de las variedades no poseen esta virtud.

Actualmente Catedes cuenta con un banco de germoplasma con más de 26 procedencias de jatropha curcas, provenientes de la India, Centro América, Brasil y África, junto a otras seleccionadas en varias provincias del país. "Las procedencias cubanas y de las zonas semiáridas de Guantánamo son muy resistentes, y poseen mejor productividad por hectárea", sostiene el especialista.

Durante el primer trimestre de 2013, el Grupo LABIOFAM comenzó a promover la siembra de 200 hectáreas de jatropha en Matanzas y Sancti Spíritus, respectivamente. Para ello ya se han entregado semillas en esas provincias, junto a Las Tunas, Cienfuegos y Holguín, con la prioridad de asegurar las plantaciones.

¿Efectos colaterales?

Cuenta Sotolongo que la existencia de la jatropha curcas en Cuba resulta de larga data, y fue reportada por el eminente científico Tomás Roig como una planta silvestre y de múltiples usos en la medicina popular. A causa de su rápido crecimiento y fácil propagación, se encuentra en casi toda la Isla. Hasta 2002 no tenía usos económicos, más allá de emplearse como cerca viva en regiones ganaderas.

Las mayores poblaciones naturales se encuentran en Holguín, Sancti Spíritus, Guantánamo, Santiago de Cuba y Granma. "Los campesinos entonces se referían a esta especie como un árbol sin ninguna importancia, pero pobladores originarios de Haití la empleaban para la cura de ciertas enfermedades y conservaban en sus patios algunos ejemplares".

En efecto, se conoce que la jatropha tiene propiedades antibacteriales e insecticidas. Por su actividad cicatrizante también se asocia a padecimientos de la piel y heridas internas, como úlceras gástricas. En la India, África y América Latina se ha reportado su uso veterinario.

Extractos obtenidos de diferentes partes de la planta han mostrado ser eficaces como purgante natural, antinflamatorio y desinfectantes bucal. También se emplea contra la malaria, el reumatismo y los dolores musculares, así como para teñir y tratar el cuero.

De acuerdo con Sotolongo, florece de tres a cinco veces en el año, lo cual permite colocar apiarios cerca de la plantación para obtener miel de abejas. El glicerol obtenido al tratar el aceite se utiliza en la confección de jabones y velas. Aprovechar estas potencialidades aumentaría la viabilidad económica y sostenibilidad del cultivo.

El investigador subraya que los frutos, semillas y coproductos han sido evaluados desde el punto de vista físico y químico. De igual modo se ha realizado una valoración fenológica y agronómica de las plantas en vivero y plantaciones, junto a estimados productivos de aceite. "Se diseñó una propuesta tecnología para la agroindustrialización de esta especie, y existe el know how para la ingeniería y el cálculo de estos procesos".

De acuerdo con Sotolongo, están en proyecto dos nuevas plantas, similares a la ubicada en la localidad de Paraguay (400 litros diarios), y otros dos emplazamientos experimentales (100 litros por día), destinados a continuar las investigaciones.

Entre las principales dificultades para el aprovechamiento de la jatropha, el director de Catedes menciona la necesidad de un programa nacional que defina la estrategia. Además, es preciso capacitar a las personas vinculadas, garantizar las tierras e invertir aunque, a su juicio, todo el equipamiento industrial puede producirse en el país.

Si bien las ventajas y potencialidades del piñón entusiasman a cualquiera, el especialista recomienda mantener tanto el cultivo como la industrialización a escala local y de forma descentralizada, como parte de un plan de desarrollo rural.

"El mejor sistema sería uno agroforestal, que integre las actividades agrícolas, ganadera y forestal, porque así se aprovecharía mejor la sinergia entre esas labores. Cada empresa agropecuaria o cooperativa puede contribuir con algunas hectárea, para autoproducir el combustible que necesitan, y con esto hacer más sostenible su trabajo, ahorrar importaciones y bajar costos", finalizó.

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