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20 de Abril  2024 

El tabaco pinareño, producto y símbolo de la cultura cubana

Sitios como San Juan y Martínez, Pinar del Río, Consolación del Sur y San Luis se distinguen por la lozanía de las plantaciones, el aroma del producto nacido de esas tierras, y se les conozca como los municipios pertenecientes al macizo tabacalero


Viernes 22 de Febrero de 2013 | 01:00:00 AM 

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El cultivo del tabaco, cuya calidad impregnó insustituible fama en el mundo a las vegas de Vueltabajo, constituye el principal renglón económico de esta provincia del occidente, localizada a unos 170 kilómetros del centro de la capital cubana.

No solo sustenta al resto de los renglones por la cantidad de trabajadores, campesinos, usufructuarios asociados al sector, personal contratado y movilizados, sino por su significativas contribuciones a las exportaciones del país.

Es por ello, que año tras año la producción de la solanácea asciende,  donde sitios como San Juan y Martínez, Pinar del Río, Consolación del Sur y San Luis se distinguen por la lozanía de las plantaciones, el aroma del producto nacido de esas tierras, y se les conozca como los municipios pertenecientes al macizo tabacalero. Sin obviar que son los responsables de aportar la totalidad de la materia prima del tabaco Premium de exportación, al contar con las vegas finas de primera y segunda para la fabricación de los surtidos demandados por la economía nacional y el mercado internacional.

Quienes laboran en el cultivo tienen la experiencia de años transmitidas de padres a hijos y actualmente familias enteras participan en las atenciones culturales que demanda la planta. La producción tabacalera de Vueltabajo yace, en lo esencial, en el sector cooperativo y campesino al abarcar 98 % de las áreas, mientras el resto se localiza en las estatales.

Estas y otras razones son suficientes para que los productores del territorio prosigan esforzándose en las vegas, introduzcan nuevos logros científico-técnicos y brinden opciones de marcas a fumadores de diferentes partes del orbe, sin omitir los aportes a la industria de la cigarrería al estabilizar la elaboración de tabaco rubio. En la zafra 2011-2012, Pinar del Río tributó 72 % a la producción tabacalera nacional.

Hoy están inmersos en la campaña 2012-2013, en la que se plantaron 14 708 hectáreas, superior a la cifra contratada de 14 219, con favorable estado fitosanitario y desarrollo, pese a los efectos de la sequía en el norte del territorio vueltabajero.

Enrique Cruz Villate, director del Grupo Territorial de Tabaco, indicó que se prevé una contienda superior tanto en calidad como en rendimientos y en ellos influirá el esmero con el cual se laboró en la conservación y mejoramiento de los suelos, tanto por su incidencia en los resultados finales como por la degradación de la superficie terrestre. Por ello, aplicaron nutrientes y estimuladores de crecimiento, estabilizaron los Ph y sembraron cultivos mejoradores.

En esta ocasión, se repitió la plantación de doble hilera que incrementa en casi 30 % el número de plantas por área física para mayores rendimientos.

Cruz Villate precisó que se esta en el momento pico de la recolección, se extenderá hasta el mes de marzo, y se cuenta con la fuerza de trabajo necesaria, se adoptan medidas y se buscan las alternativas a las dificultades de la cotidianidad. En la actualidad la recolección supera los 8 500 000 cujes de tabaco y se aspira a cerrar con alrededor de 25 800 000. Dijo asimismo, que garantizarán cerca de 40 % de la capa exportable que se produce en el país y se recurrió a variedades de buenos comportamientos, resistentes a plagas y enfermedades.

Son decisivos los aportes de la Estación Experimental del Tabaco, ubicada en el municipio de San Juan y Martínez, inmersa este año en 18 proyectos de Investigación, así como laboran en la generalización de la Corojo 2006, la cual presenta entre dos y cuatro hojas útiles más en relación con las restantes variedades comerciales que se cultivan en la actualidad.

La Criollo 2006, avalada por el Instituto de Investigaciones y la Estación Experimental de Tabaco piñarena, es resistente a enfermedades propias del cultivo como la pata prieta, además de presentar otras cualidades.

Esta enriquecerá las plantaciones vueltabajeras al extender  la lista de las  plantas  de la familia de las solanáceas,  que se siembran en estas vegas occidentales, entre ellas Corojo 99, Criollo 98 y Habana 92.

La introducción de resultados científicos en este sector trae consigo diversos impactos en pos de la creación de variedades,  calidad, rendimiento, humanización de labores, así como la aplicación de sistemas integrales de predicción y  monitoreo de enfermedades, y estrategias de protección fitosanitarias, epizoóticas o epidemiológicas.

Nelson Rodríguez López, director  de la Estación, acotó que los ocupan también tres extensiones agrícolas, dos relacionadas con nuevas variedades Criollo 2010 para áreas de tapado y al sol, obtenida en el Instituto de Investigaciones del Tabaco, la C -9, resultado de la estación cuyo nombre dependerá del comportamiento bajo tela y sol, y en la mejorada a partir de la Habana 92, en fase de prueba en tierras de dos productores.

La Estación Experimental del Tabaco, de San Juan y Martínez, en Pinar del Río, junto con la creación de más de una decena de variedades y el establecimiento de normas técnicas para un cultivo que durante siglos se fomentó de manera empírica, posee el mérito de haber ayudado decisivamente a que una de las producciones más emblemáticas de Cuba haya podido subsistir. Por este quehacer conjunto, el tabaco cubano ha podido conservar su textura y un aroma inconfundible que durante siglos le ha valido para ser considerado como el mejor del mundo.

En aras de la calidad y la productividad se acometen, además, importantes procesos inversionistas a fin de mejorar los sistemas de riegos integrales, de 150 hectáreas de tubería subterradas tradicionales y el parque de equipos que intervienen en la campaña. Así como, en la construcción de nuevos aposentos para la cura de la hoja.

Cruz Villate precisó que se está en el momento pico de la recolección, que se prolongará hasta el mes de marzo. Se cuenta con la fuerza de trabajo necesaria, no esperan contratiempos y se buscan las alternativas para las insuficiencias de la cotidianidad.

En correspondencia con el incremento de la demanda del habano cubano, los cosecheros de esta parte occidental del archipiélago extreman las atenciones al cultivo, a fin de garantizar materia prima de máxima calidad a la industria del torcido.

Este territorio aporta a la industria del torcido más de 50 % de las capas exportables y la totalidad de los capotes y otros componentes del habano, y la Empresa de Torcidos del territorio contribuye con 6% de la producción de puros al confeccionar anualmente más de 4 000 000 de unidades, en las fábricas localizadas en los municipios de Pinar del Río, Consolación del Sur y Candelaria.

En esta XV edición del Festival del Habano, la marca Veguero se presentará con nuevos diseños y vitolas.  Orlando Acosta Hernández, director de la entidad, precisó que ello estimula la fabricación y eleva la comercialización entre sus adeptos no solo de fronteras, sino de otras partes del mundo.

Subrayó que constituye una de las marcas más vendidas de Vueltabajo y cuya elaboración se incrementa año tras año, donde se emplea, en lo esencial, la materia prima procedente del llamado macizo tabacalero.

En 2013, esta entidad pinareña planifica confeccionar cerca de 5 000 000 de puros, un alto porciento de Veguero, y pondrá a disposición de la economía nacional alrededor de 9 000 000 de pesos en moneda libremente convertible, sin obviar las 300 000 unidades que destinará al consumo nacional. También incluye una amplia gama de puros, entre estas las marcas Trinidad,  Montecristo, Vega de Robaina, Hoyos de Monterrey, y Romeo y Julieta,  así como planifican elevados indicadores de calidad   por la eficiencia y capacidad de los torcedores, en su mayoría jóvenes, a quienes se les imparten cursos y talleres en pos de su superación  profesional.

Para estos propósitos disminuyen  el porciento de rechazo, a partir de tecnologías introducidas y la experiencia acumulada en productores y torcedores.

Estos retos hacen que los cosecheros trabajen por conservar y elevar la calidad, y el tabaco vueltabajero continúe sin igual en el mundo, al ratificarse no solo como un producto en sí, sino como símbolo de la cultura cubana.

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